Entrevista con Eugenio Yunis 

Eugenio Yunis

Principales cargos de responsabilidad ocupados por el Sr. Eugenio Yunis:

Estimado Sr. Yunis, ante todo un gran saludo de los miembros del Comité Rector del Tourism and Society Think Tank, y del presidente Sr. Antonio Santos, y el reconocimiento y el agradecimiento de todos por su gran aportación al turismo mundial durante tantos años.

Para empezar, queremos saber más sobre quién es y que representa Eugenio Yunis. Por favor, ¿cómo un ingeniero civil como usted ha llegado a ser una de las principales figuras del turismo internacional?

En primer lugar, deseo agradecer a TSTT, y en particular a su Presidente Antonio Santos, por esta entrevista.

Después de obtener mi título de Ingeniero Civil en la Universidad de Chile, realicé estudios de postgrado en la Universidad de Grenoble, Francia, donde obtuve un D.E.A. en Economía del Desarrollo. Esto me facultó para trabajar durante 6 años en una importante empresa de consultoría británica en múltiples proyectos de desarrollo, en sectores como agricultura, industria textil y del calzado, infraestructura de transportes, exportaciones de servicios, y también hotelería y turismo, en numerosos países de los 5 continentes. De allí, pasé a trabajar en 1981 a la naciente Organización Mundial del Turismo, primero como consultor residente, y luego en diversos cargos directivos.

Luego de años dedicado a la gestión turística internacional desde distintos ámbitos, ¿cómo calificaría la situación del turismo en el mundo y en América?

La situación del turismo en el mundo parece estar recuperándose de la fuerte caída que tuvo durante la pandemia, pero esto sólo si consideramos únicamente las llegadas turísticas internacionales y los ingresos en divisas que ellas generan. 

En cambio, se han acrecentado las situaciones de crisis en numerosos destinos debido a los problemas generados por el exceso de turistas que ellos reciben. Ya no es solamente Venecia y Barcelona que están saturadas, sino que recientemente se han agregado a esta lista destinos como Dubrovnik, Brujas, Amsterdam, Edimburgo, Mallorca, Atenas, entre muchos otros en Europa, para no hablar de ciertos museos y atractivos muy populares en todo el mundo que hoy se ven obligados a establecer cuotas diarias de visitantes para no generar aglomeraciones y daños al patrimonio. Pero también parques nacionales, sitios arqueológicos y pequeñas ciudades en las Américas, Asia y África, están sufriendo el exceso de turistas. A medida que siga creciendo la masa de turistas que se desplaza alrededor del mundo, estos problemas se acrecentarán y los residentes en más y más destinos reaccionarán negativamente, y con razón. Es urgente por lo tanto que se generen medidas preventivas y paliativas por parte de los gobiernos y las empresas turísticas, para que el turismo vuelva a constituirse en una industria sostenible y positiva para las comunidades que reciben turistas.

En cuanto a las Américas, creo que ha habido notorios avances en países como México, República Dominicana y otras islas del Caribe, al menos en términos de llegadas turísticas internacionales. En América del Sur, sin embargo, veo un relativo estancamiento; desde hace varios decenios el porcentaje de turistas internacionales que llegan a nuestros países se mantiene en un magro porcentaje del total mundial (3% aprox), mientras que Asia, y el Sudeste Asiático en particular, captura un porcentaje creciente cada año, lo mismo que sucede en los países de Medio Oriente.

¿Y la situación de la industria turística de su país?

En general, la industria turística de Chile está en buena salud, pero sufre el mismo estancamiento que el resto de América del Sur. La pandemia impactó muy fuerte, y todavía hay establecimientos hoteleros cerrados, o que cambiaron de destino. 

No obstante, creo que este bajón representa una oportunidad para replantear el tipo de turismo que al país le conviene. A mi juicio, y a la luz de los serios problemas que ha generado el turismo masivo en destinos de Europa y Asia –tanto en términos medioambientales como sociales y culturales- a Chile le conviene un turismo selectivo, de pequeña escala y de alto valor agregado. Nuestro país tiene una magnífica naturaleza, notablemente variada y rica, pero muy frágil; esa es nuestra principal ventaja comparativa, pero al mismo tiempo nuestro principal riesgo si traemos masas indiscriminadas de turistas. Lo mismo sucede con la riqueza cultural: tenemos pequeños destinos arqueológicos, pequeñas ciudades o pueblos con comunidades autóctonas que mantienen sus tradiciones, y el valor de éstos puede destruirse si las llenamos de turistas. 

Se debe trabajar cuidadosamente, tanto con los administradores de bienes naturales y culturales, como con las comunidades de acogida, para decidir junto a ellos los límites máximos de turistas, involucrarlos y capacitarlos para una gestión del turismo muy profesional y de alta calidad. Se debe también trabajar selectivamente con los tour operadores receptivos y con los emisores de países extranjeros para definir juntos los segmentos de mercado que conviene atraer a nuestro país.

Usted conoce muy bien la OMT ya que ha tenido importantes cargos en esta institución. Algunos nos preguntamos, y le preguntamos a usted, ¿cuál cree que es el actual rol de la Organización Mundial del Turismo?

Veo actualmente a una OMT muy activa en actividades muy llamativas y de relaciones públicas: concursos, nombramiento de embajadores del turismo, declaraciones muy rimbombantes sobre variados temas, que pueden ser útiles pero de poco impacto. Por el contrario, la veo poco enfocada en lo que yo creo debe ser su misión central, a saber: la definición de lo que debe ser el desarrollo sostenible del turismo, para lograr qué objetivos, cómo lograrlos, cuáles deben ser sus límites, y otras preguntas que se deben hacer los gobiernos y que muchos no saben cómo responder. La OMT debería desarrollar unas capacidades técnicas superiores para poder servir adecuadamente a los ministerios de turismo de sus estados miembros en los temas cruciales de política y planificación turística.

La OMT sigue evaluando el turismo por el número de llegadas turísticas internacionales, y basta ver sus comunicados de prensa al respecto. Esto es erróneo a mi juicio, pues se estimula a los gobiernos a competir simplemente sumando más y más turistas, y así aparecer más arriba en los rankings de la OMT; esto es una falacia, ya que no se evalúa la verdadera contribución económica, social, cultural y medioambiental del turismo, ni tampoco se miden sus impactos negativos, que por cierto existen. Un organismo internacional debiera también levantar las alertas  sobre el exceso de turistas y los riesgos que este implica, así como la Organización Mundial de la Salud alerta sobre pandemias y otros riesgos sanitarios. Por el contrario, poco se ha dicho últimamente cómo puede el turismo contribuir a terminar con la pobreza extrema, o a reducir las enormes desigualdades económicas que se acrecientan en casi todos los países. Se necesita una voz internacional fuerte para decir también que el turismo tiene límites, y qué mecanismos existen para establecer dichos límites en cada destino, cómo implementarlos, cómo hacerlos cumplir y cómo medir los impactos positivos y negativos del turismo.

Ya pasaron los tiempos en que había que empujar el turismo a toda costa; más, y más y más tursitas era la divisa. Se requiere ahora un nuevo paradigma que se pregunte: para qué el turismo?, dónde sí y dónde no?, cómo hacerlo para que produzca los efectos deseados?, con quién y por quienes hacerlo?.  Y en estas cuestiones la OMT debiera tener un rol preponderante.

Puesto en contacto con importantes actores de la industria turística y a nuestra pregunta sobre la importancia de instituciones turísticas internacionales, ¿considera usted que instituciones como la UNWTO-OMT o la WTTC, que son dos instituciones más importantes del mundo, tienen relevancia real en el desarrollo del turismo, o son simplemente espacios para desarrollar relaciones y generar encuentros?

Los roles de UNWTO-OMT, como institución intergubernamental y relacionada con el sistema de Naciones Unidas, debieran ser los que señalo más arriba, y no puramente para desarrollar relaciones y encuentros, como es a menudo el caso.

El WTTC, en cambio, es un ente de naturaleza gremial, inter-empresarial, al que no se le puede pedir que dictamine cómo debe desarrollarse el turismo. Si él define algunas orientaciones éticas, de responsabilidad social y de sostenibilidad para las empresas, como de hecho lo hace, está muy bien y hay que felicitarlo por ello. Pero a las empresas no se les puede encomendar tareas que corresponden a los entes públicos, que son los que deben velar por el interés general de las naciones y con visión de largo plazo.

Como ex directivo de la Federación de Empresas de Turismo de Chile, ¿cree que existe una comprensión de las autoridades nacionales de la realidad de la industria turística?

Lamentablemente, creo que aún no se comprende a cabalidad el potencial del turismo en Chile, especialmente como motor de desarrollo local en comunidades aisladas, cercanas a atractivos naturales excepcionales como los existentes a lo largo de todo Chile. Se ha avanzado algo en que se valore su dimensión económica, pero mucho menos como un sector que puede valorizar bienes culturales y naturales, y que requiere de apoyo estatal y de regulaciones claras para su buen desarrollo.

¿De qué manera la Subsecretaría de Turismo está colaborando con el sector privado para impulsar el turismo?

Sin estar hoy en día implicado, directa o indirectamente, ni en la Subsecretaría ni en los gremios del sector privado, tengo la impresión, por lo que informan los medios de comunicación, de que hay contactos frecuentes entre ambos sectores; ahora bien ¿cómo se reflejan estos contactos en acciones concretas comunes, y en resultados que reflejen un desarrollo turístico concertado?, la verdad es que no es evidente.

Tras el impacto y posterior vuelta a la “normalidad”, ¿considera que la pandemia ha introducido cambios relevantes en el comportamiento de los turistas y viajeros, o todo sigue relativamente igual?

Es aún prematuro emitir un juicio al respecto. En estos 12 a 15 meses de “post-pandemia”, se ha observado un afán a veces imperioso de “recuperar tiempo perdido” (lo que se ha llamado también “turismo de revancha”). A mediano plazo, es probable que se afiance una mayor exigencia sanitaria por parte de los turistas en los destinos que visitan y en los establecimientos hoteleros y de gastronomía. Como corolario, es también probable que los turistas, o un porcentaje importante de ellos, estén dispuestos a pagar más para asegurarse que el destino y sus hoteles y restaurantes son confiables en materia de higiene y salubridad alimentaria.

Otro cambio que se observa, pero que no es necesariamente producto de la pandemia, es la búsqueda de destinos menos saturados, ya sea en zonas rurales o de montaña, en pequeñas ciudades aún ajenas al turismo de masas pero que poseen atractivos y singularidades, y en islas y playas fuera de los circuitos tradicionales.

Torres del Paine (Chile)

A su buen entender, ¿cuáles considera que son las principales tendencias del turismo internacional?

Una de estas tendencias es la relativa a la búsqueda de nuevos destinos por parte de la demanda, ya mencionada en la respuesta a la pregunta anterior. Es de desear que esta tendencia se profundice para aliviar a los destinos saturados y para lograr una más amplia distribución de los beneficios del turismo.

Otra tendencia, esta vez por el lado de la oferta, es la continua integración de la industria hotelera internacional, con fusiones y adquisiciones y la conformación de mega-grupos hoteleros e incluso en el sector gastronómico. Lo mismo se observa en la industria del transporte aéreo, en la cual también se aprecia una mayor preponderancia de las líneas aéreas de bajo coste que captan una creciente cuota del mercado. 

Una sorprendente tendencia es la escasez de mano de obra calificada en la industria; sorprendente porque hay decenas de miles de jóvenes que egresan cada año de las miles de instituciones educativas de turismo, hotelería y gastronomía existentes. Y sorprendente también porque este sector ha sido tradicionalmente atractivo para los jóvenes. ¿Hay un problema de estacionalidad pronunciada que no resulta atractivo para hacer carrera en la industria?  ¿O es que la formación que entregan las instituciones académicas no es la adecuada? ¿O son los salarios ofrecidos poco competitivos frente a otras industrias? ¿U otras razones? Es un tema que requiere ser investigado en profundidad para luego proponer soluciones de largo plazo.

Desde la distancia, parece que la situación actual en muchos países de la región no es la más idónea para el desarrollo del turismo. Protestas sociales, elecciones de mandatarios, etc. ¿Cuál es el momento del turismo latinoamericano?

Efectivamente, y al igual que sucede con el desarrollo socio-económico de la mayoría de los países de América Latina, el turismo también espera su momento. Hace ya tres cuartos de siglo que se viene diciendo que América Latina tiene un “gran futuro”, pero ese futuro no se transforma en presente, siempre es un futuro. Hay inestabilidad política, hay frecuentes cambios de estrategias de desarrollo económico, hay populismos con falsas promesas, hay fluctuaciones de los tipos de cambio y especulación monetaria, hay creciente desasosiego social, hay delincuencia ligada al narcotráfico e inseguridad, hay poca colaboración entre las naciones del continente, y más recientemente hay flujos masivos de inmigración ilegal, entre otros males, y por todo ello América Latina sigue a la zaga. 

Con este trasfondo, es difícil que el turismo pueda prosperar y transformarse en uno de los ejes de desarrollo económico y social. Recursos y atractivos no le faltan. Tampoco falta dinamismo empresarial. Falta más bien un entorno económico más estable, políticas públicas que aseguren paz social y seguridad, y gobiernos comprometidos que le den al turismo la prioridad que se merece en sus programas gubernamentales, y en sectores ligados al turismo como es la construcción y mantenimiento de las infraestructuras de transporte, además de un marco regulatorio estable que estimule la inversión y garantice la normal operación de las empresas turísticas.

Se habla mucho de la digitalización de la industria turística y cada vez que hablamos con importantes actores del turismo, cada uno lo define de una manera, en muchos casos totalmente diferente, ¿cómo definiría usted la digitalización de la industria turística?

No me corresponde definir la digitalización, ya que no estoy calificado para ello. Lo que sí creo es que las nuevas tecnologías digitales debieran ser utilizadas fundamentalmente para la gestión y comercialización de las empresas, las que pueden aumentar su eficiencia productiva y mejorar el control de las operaciones con esas tecnologías. Por el contrario, la digitalización no debe ser incorporada para remplazar la atención al turista. El contacto personal y personalizado entre anfitrión y visitante es parte de la riqueza de la experiencia turística, y este contacto directo es cada vez más buscado por los turistas, especialmente por los de alto nivel de gasto. Automatizar y despersonalizar los servicios que se prestan a los turistas no es, a mi juicio, una buena idea y va en contra de la esencia del turismo.

Desde su carácter de profesional y académico, ¿piensa usted que los grandes centros académicos preparan a los futuros profesionales teniendo en cuenta la realidad tan dinámica del turismo?

Hay muchísimos centros académicos que ofrecen formación y preparan a los futuros profesionales: universidades, institutos, centros de formación técnica, academias, escuelas, y similares instituciones. Y habiendo muchos, las calidades también varían, y es imposible dar una opinión general sobre el conjunto, ni menos todavía a nivel mundial. Algunas instituciones son realmente de excelencia, pero muchas otras se han quedado rezagadas con programas de formación anacrónicos, poco dinámicos, que no miran los futuros posibles de la industria y preparar conforme a esos escenarios futuros a quienes estarán a cargo. Un elemento esencial en la formación en este siglo, es que los estudiantes aprendan a aprender, aprendan a innovar continuamente, y aprendan también sobre los riesgos e impactos del turismo.

Volvamos a usted, ¿echa de menos estar en posiciones u organismos internacionales?

No, de ninguna manera. Ya estuve en muchas posiciones de alta responsabilidad, tanto en mi país como a nivel internacional, y esto durante 35 años. Pero llega un momento en la vida en que uno quiere más tranquilidad, tener más tiempo para otras actividades, para la familia, etc. Es fundamental a una cierta edad saber dar un paso al costado, dar espacio a nuevas generaciones, y permanecer en todo caso disponible para asesorar a quien lo solicite.

Siempre se ha hablado de puestos relevantes de Eugenio Yunis en el turismo de Chile, ¿cree que de nuevo recibirá la llamada de las autoridades para liderar políticamente la gestión turística nacional?. Y si recibiera la llamada, ¿aceptaría por bien del turismo chileno?

Dudo realmente que recibiré una llamada de las autoridades, ni menos para liderar políticamente la gestión turística nacional; si la recibiera tampoco aceptaría, aunque siempre estoy dispuesto a aportar desde fuera con lo que modestamente pueda. Yo he cumplido con mi misión en varios momentos del turismo chileno, y creo que algunos de mis aportes aún tienen vigencia, por ejemplo, en materia de sostenibilidad, o con los planes de desarrollo turístico para cada región de Chile, los que se iniciaron durante mi gestión como Director y se han ido actualizando; en otros ámbitos, por el contrario, se ha retrocedido, por ejemplo, al desmantelar hace algunos años el ente público-privado de promoción turística internacional creado bajo mi iniciativa en 1993.

¿Cuáles cree que son los puntos fuertes y débiles del Turismo en Chile?

Los puntos fuertes son muchos, empezando por la enorme variedad de atractivos naturales con que cuenta el territorio chileno, en su mayoría en excelente estado de conservación, siguiendo con la relativamente amplia oferta de alojamiento y gastronomía, la red de rutas y aeropuertos de buena calidad en la mayor parte del territorio y varios otros activos. Otra fortaleza es la capacidad empresarial para iniciar, desarrollar y gestionar proyectos turísticos, que se observa entre grandes, medianos y pequeños inversionistas. Un punto débil es nuestra lejanía de los grandes mercados emisores de turistas, pero esto también tiene su ventaja si sabemos aprovecharla, y esta es que podemos seleccionar mejor a los segmentos de mercado que nos interesa recibir. Tal vez la mayor debilidad es que sucesivos gobiernos, independientemente de su orientación ideológica, aún no han logrado establecer para el turismo una política de Estado, que trascienda cada período presidencial y que asegure una continuidad en los diversos programas de acción.

Santiago de Chile

Chile siempre ha estado en una situación de “gran promesa del turismo latinoamericano”. ¿Por qué cree que Chile no es líder del turismo latinoamericano?

La verdad es que encuentro presuntuoso –para Chile y para cualquier país- pretender ser “líder” del turismo. Cada país tiene sus atractivos y cada país decide cómo utilizarlos y desarrollarlos de mejor manera. Ahora bien, por qué Chile no destaca más en el concierto latinoamericano se debe en gran parte a los puntos débiles señalados en la respuesta precedente.

En su opinión, ¿cuál debería de ser la visión de las autoridades de Turismo de Chile para la próxima década?

Como ya señalé más arriba, la visión de las autoridades debiera orientarse hacia la definición de una Política de Estado para el Turismo (sí, con mayúsculas), que sea ampliamente consensuada con las distintas bancadas parlamentarias de todo el espectro político, y en cuya formulación participen el sector privado, las comunidades potencialmente receptoras de turistas (especialmente los pueblos originarios), las autoridades regionales y municipales, los trabajadores del turismo y las instituciones académicas que los forman y sus eventuales centros de investigación turística..

¿Considera adecuadas las estrategias que está implementando la Subsecretaria de Turismo para posicionar a Chile como un destino turístico líder en América Latina?

Ya me referí al concepto de “destino turístico líder” que no comparto.

¿Cómo se debería de trabajar con las regiones y comunidades locales para fomentar el turismo interno?

El turismo interno ha estado muy vigoroso últimamente como resultado de la pandemia. Hay muchas zonas del territorio de gran belleza que aún no se incorporan a la oferta turística, así como también tradiciones artesanales, gastronómicas, festividades locales, edificios religiosos y civiles de gran valor patrimonial, procesos agrícolas y ganaderos ancestrales, etc. Todos estos pueden ponerse en valor turístico para atraer en primer lugar al mercado nacional, y eventualmente al internacional si se alcanzan niveles de excelencia en la oferta. Para ello, hay que convocar a los propietarios y/o administradores de esos bienes, a las comunidades que viven en las cercanías, a los municipios respectivos y expertos en desarrollo turístico para explorar conjuntamente las oportunidades existentes, identificar los recursos adicionales necesarios, y luego definir planes de corto y mediano plazo para poner tales recursos en valor turístico, definiendo también las responsabilidades de cada parte involucrada.


Estimado Sr. Yunis, como siempre un placer conocer su visión del turismo, y gracias por darnos la oportunidad de aprender de una de las figuras del turismo internacional.

Las ideas y opiniones expresadas en este documento no reflejan necesariamente la posición oficial del Tourism and Society Think Tank ni comprometen en modo alguno a la Organización, y no deberán atribuirse al TSTT o a sus miembros.

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