Colombia, en particular, ha conseguido revertir antiguas percepciones negativas y consolidarse como un destino moderno, seguro y vibrante. Ciudades como Medellín, Bogotá y Cartagena se han posicionado entre las más atractivas del continente, no solo por su infraestructura y conectividad, sino por su energía cultural y su apuesta por la innovación. A ello se suma el auge de los destinos naturales como el Eje Cafetero, el Amazonas o la Sierra Nevada de Santa Marta, que se integran dentro de una estrategia de turismo responsable y de bajo impacto. El país ha entendido que su biodiversidad, su música, su gastronomía y su alegría son activos diferenciales capaces de conquistar al viajero contemporáneo.
Por su parte, Argentina mantiene una posición firme como uno de los destinos más completos del continente. Desde la vitalidad cosmopolita de Buenos Aires hasta la majestuosidad de la Patagonia, el país ofrece un abanico de experiencias difícil de igualar. La diversidad geográfica, que incluye glaciares, montañas, cataratas, llanuras y desiertos, permite al visitante vivir múltiples viajes en uno solo. Además, el turismo enológico en Mendoza, el turismo rural en el norte y la creciente apuesta por el turismo de naturaleza y aventura han consolidado su imagen de destino sofisticado y con personalidad. Pese a los desafíos económicos internos, Argentina ha mantenido una capacidad notable para atraer visitantes regionales e internacionales, gracias a campañas eficaces y a una conectividad que ha mejorado progresivamente.
Uno de los aspectos más destacados del informe de Mabrian es el análisis del sentimiento turístico. En este campo, tanto Colombia como Argentina registran índices superiores a la media regional, lo cual refleja una experiencia positiva por parte de los viajeros que ya han visitado estos países. La hospitalidad de su gente, el trato amable y la autenticidad de las vivencias son factores decisivos para que quienes llegan decidan volver o recomendar el destino. La fidelización, en tiempos de sobreoferta y competencia global, se convierte en una herramienta estratégica de primer orden.
El estudio también resalta el crecimiento de la conectividad aérea de ambos países, especialmente con mercados clave como Estados Unidos, Europa y América Latina. Nuevas rutas, incremento de frecuencias y la entrada de aerolíneas de bajo costo han mejorado la accesibilidad y dinamizado los flujos turísticos. Esta mayor conectividad no solo beneficia al turismo vacacional, sino también al segmento de reuniones, eventos y negocios, en el que Colombia y Argentina también han ganado terreno en los últimos años.
En un momento en que los destinos deben competir por la atención de un viajero más exigente, informado y consciente, Colombia y Argentina han demostrado que es posible liderar desde la autenticidad y el valor diferencial. No se trata solo de atraer turistas, sino de construir relaciones duraderas basadas en la emoción, la experiencia transformadora y el respeto por la identidad local.