Un cambio capital en la gestión del recinto es la restricción del acceso de vehículos particulares y grandes autobuses turísticos. En su lugar, se han desplegado vehículos eléctricos que realizan recorridos señalizados por puntos específicos, reduciendo significativamente la contaminación, el ruido y el impacto en el entorno. Este sistema plantea una movilidad interna más eficiente y respetuosa, aunque algunos visitantes han criticado la disponibilidad limitada de unidades y el calor que exponen los caminos a pie . Las autoridades han respondido que ya operan alrededor de 45 unidades eléctricas con intervalos de cinco minutos.
El proyecto contempla también la construcción de un moderno centro de visitantes que incluye restaurantes, tiendas de calidad, baños adaptados y zonas de descanso. Además, se han instalado senderos interpretativos con paneles señalizados, destinados a facilitar una experiencia más enriquecedora e informativa, sin comprometer la integridad del patrimonio. La venta de entradas se habilitará también en línea, con el fin de evitar la reventa abusiva y las estafas que han deteriorado desde hace tiempo la fiabilidad del destino .
Otro eje fundamental del plan es el fin progresivo de los paseos turísticos realizados en camellos, burritos y caballos, prácticas que han sido duramente criticadas por organizaciones como PETA. La evidencia de crueldad animal —golpes, fatiga extrema y alimentación inadecuada— ha impulsado medidas para sustituir estos vehículos de tracción animal por furgonetas y autobuses eléctricos, marcando un giro hacia un turismo más ético. El Gobierno, amparado en declaraciones de defensores de los derechos de los animales, defiende que: “El bienestar del público y la preservación de este tesoro es mucho más importante que satisfacer los intereses de 2.000 individuos”.
Este plan de reorganización, con un coste cercano a los 45 millones de euros o 51 millones de dólares, también incluye la restauración de tumbas menores y la mejora del paisaje arqueológico adyacente. El objetivo es conciliar la demanda turística masiva, que en 2024 alcanzó cifras cercanas a los 15,7 millones de visitantes, con la necesidad de salvaguardar la autenticidad y el valor histórico de la necrópolis . En un contexto regional donde el turismo representa alrededor del 12 % del PIB nacional, revitalizar Giza —que compite frente a grandes proyectos como el Gran Museo Egipcio, próximo a inaugurarse el 6 de julio de 2025— es también una apuesta estratégica para recuperar y superar niveles de visitantes previos a la crisis.
A nivel internacional, este replanteamiento sitúa a Egipto a la vanguardia del turismo cultural sostenible. La modernización reforzará la reputación del país al ofrecer una experiencia más ordenada, segura y adaptada a estándares globales, elevando la satisfacción del viajero sin renunciar a la grandeza del escenario. No obstante, los expertos y arqueólogos alertan del riesgo de “disneyficación” del lugar: la comercialización excesiva podría amenazar el aura sagrada y la reverencia histórica de las pirámides. El reto será hallar un equilibrio entre logística eficiente y respeto patrimonial.
La puesta en marcha de estos cambios coloca a Giza en una encrucijada entre tradición y modernidad. Si se logra mantener la integridad del sitio mientras se mejora la experiencia global del turista, Egipto garantizará que las pirámides sigan siendo un símbolo de maravilla atemporal, capaz de alumbrar una nueva fase de crecimiento turístico con responsabilidad, educación y respeto por su herencia. En definitiva, la renovación de Giza podría convertirse en un modelo ejemplar que inspire a otros países con patrimonio milenario a seguir el mismo camino.