Europa activa su frontera biométrica

Europa activa su frontera biométrica

09-10-25

Fuentes de la Unión Europea encargadas de la gestión fronteriza nos han confirmado los pormenores del próximo despliegue de un sistema automatizado de control fronterizo, el llamado Sistema de Entrada/Salida (Entry-Exit System, EES), que promete transformar cómo se registran los movimientos de no ciudadanos en las fronteras del espacio Schengen. Este mecanismo, que ya cuenta con respaldo legal comunitario y extensos documentos técnicos, se aplicará de forma gradual y aspira a estar plenamente operativo en abril de 2026.

El EES es un sistema informático automatizado concebido para registrar electrónicamente la entrada y salida de personas procedentes de países no miembros de la Unión Europea (terceros países) cuando cruzan las fronteras exteriores de los Estados Schengen. Hasta ahora, los viajeros no comunitarios veían sus pasaportes sellados manualmente; con la puesta en marcha del EES ese método será sustituido por una trazabilidad digital que integrará datos del documento de viaje, fecha y lugar de cruce, así como información biométrica —huellas dactilares y una imagen facial— para formar un registro confiable.

La fecha prevista para iniciar su activación es el 12 de octubre de 2025, con un período de implementación progresiva de seis meses que concluirá el 9 de abril de 2026. A partir del 10 de abril de 2026, el sistema deberá estar plenamente activo en todos los puntos fronterizos exteriores de los países que lo adopten. Durante ese lapso de transición, la recolección biométrica podrá no estar presente de inmediato en todos los cruces fronterizos y el sellado manual podrá coexistir temporalmente.

El EES aplicará sus controles sobre quienes provienen de terceros países y realicen estancias cortas —es decir, hasta 90 días dentro de un período de 180 días—, independientemente de si requieren visado o están exentos del mismo. Para quienes requieren un visado, el sistema almacena la imagen facial y los datos del documento, pues las huellas ya han sido sometidas en el proceso de solicitud del visado. Pero para quienes no necesitan visado, el EES captará cuatro huellas dactilares junto con la fotografía facial.

Una de las fortalezas previstas del EES es su capacidad para supervisar automáticamente el cumplimiento del límite de estancia de 90 días en un período de 180 días, permitiendo detectar con rapidez los casos de excedencia de duración o estancias irregulares. El registro de entradas, salidas y rechazos será utilizado además para combatir el fraude documental, identificar identidades falsas y reforzar la seguridad fronteriza.

En cuanto a la conservación de los datos, la normativa comunitaria determina que los registros de entradas, salidas y denegaciones de entrada se conservarán durante tres años a partir de la fecha de creación. En los casos en los que no haya constancia de salida tras la expiración de una estancia autorizada (es decir, cuando no pueda acreditarse que la persona salió dentro del plazo previsto), los datos podrán mantenerse hasta cinco años desde el último día de estancia autorizada. Una vez vencidos esos plazos, los datos serán borrados automáticamente del sistema. Se han previsto también salvaguardias en materia de protección de datos y acceso restringido del sistema a autoridades competentes.

El EES no aplica a ciudadanos de la Unión Europea ni a países europeos con derechos equivalentes de libre circulación; tampoco será obligatorio para residentes de largo plazo ni para quienes ya cuenten con permisos de residencia válidos emitidos por un Estado miembro. Quienes estén exentos del requisito de visado pero entren en el ámbito del EES también deberán someterse al registro biométrico la primera vez que crucen la frontera.

El Reglamento que sustenta este sistema fue aprobado en 2017, como parte del paquete “Smart Borders” de la UE, estableciendo las bases legales para registrar datos biométricos, definir plazos de retención y regular el acceso a la información para fines policiales y migratorios.

Este avance implica un viraje hacia fronteras más digitalizadas, ágiles y coordinadas en el conjunto del espacio Schengen. Al automatizar y centralizar el registro de movimientos, el EES aspira no sólo a modernizar los controles, sino también a reforzar la interoperabilidad entre los Estados miembros y ofrecer una respuesta más efectiva frente a desafíos migratorios y de seguridad. Sin embargo, también despierta debates legítimos sobre privacidad, proporcionalidad y los límites del registro biométrico masivo. El futuro del sistema dependerá tanto de su implementación técnica como del equilibrio que logre entre eficiencia y respeto de derechos fundamentales.

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