Adrián Lomello

Turismo Religioso o Turismo Espiritual

RESUMEN

Es oportuno revisar el concepto de turismo religioso toda vez que aspiramos a dar respuesta a un amplio espectro de experiencias de aproximación al sentido de la trascendencia que desborda el ámbito exclusivo de las religiones tradicionales desde donde surgió esta idea inicialmente. Surgen nuevas espiritualidades que constituyen amplios colectivos que no estaban lógicamente contemplados en la tradicional concepción del turismo religioso.

También habría que preguntarse, ¿pueden las leyes del mercado organizar la demanda espiritual del hombre contemporáneo?

INTRODUCCION

El turismo religioso es una disciplina que día a día cobra más importancia. Pero no se puede hacer turismo religioso sin alma.  

Indudablemente debemos reconocer que desde siempre las religiones ha sido un factor que ha movilizado gente de un lado a otro, inspirando básicamente a peregrinos y fieles a buscar aproximarse a los lugares santificados o de oración propiciando un reencuentro con la fuente de su trascendencia.

Por tanto el turismo nace a partir de esa necesidad de los fieles de ir a las fuentes de su propia creencia. 

Y entonces la actividad turística acompaña ese derrotero humano dotándoles de las condiciones necesarias para que los fieles o los peregrinos puedan satisfacer sus necesidades no solo espirituales sino también de bienestar.

Así, se acuña el concepto de turismo religioso que, a mi criterio debe ser revisado desde dos perspectivas:

1 – ¿Turismo religioso o turismo cultural?

2 – ¿Pueden las leyes del mercado organizar la demanda espiritual del hombre?

Intentares esbozar algunas ideas de cada tema, reconociendo de antemano que ambos abordajes requieren ser profundizados en nuevos debates.

REVISAR CONCEPTOS. 

TURISMO RELIGIOSO O TURISMO ESPIRITUAL

Me parece que habría que revisar conceptualmente la religiosidad y la espiritualidad, entendiendo que no significan lo mismo. Creo que la religiosidad está asociada a instituciones eclesiales, religiosas, con un aire de organización y normativas coercitivas. La religiosidad es una forma de expresión de la espiritualidad dentro del formato de una institución.  

En cambio otros estiman que la espiritualidad es algo desestructurado, bueno y liberador, individual y no sujeto a ninguna regulación institucional normativa y menos punitiva.

El término espiritualidad desde un punto de vista etimológico, se considera desde la combinación de palabras/vocablos latinos que conforman su origen: alma, cualidad, que nos remite a la naturaleza o condición concerniente al espíritu, es decir al vínculo entre un individuo y una cierta idea o experiencia de la trascendente. Así lo expresan los diccionarios.

Las preguntas existenciales sobre quién soy, de dónde vengo y qué pasa con la muerte y la experiencia de lo que habitualmente se denomina trascendencia acompañan el desarrollo del hombre en sus expresiones individuales y comunitarias desde que se tiene registro de la historia.

“La espiritualidad puede sugerir tanto prácticas como pensamientos, emociones y creencias. Puede interpretarse tanto en clave individual como colectiva y afectar de un modo concreto la experiencia vital de una persona o un grupo” .  Dice Leónides del Carmen Fuentes en su tesis de la UCA sobre el tema Espiritualidad, religiosidad y empatía. 

Estas perspectivas conllevan a una revisión del concepto de turismo religioso toda vez que aspiramos a dar respuesta a un amplio espectro de experiencias de aproximación al sentido de la trascendencia que desborda el ámbito exclusivo de las religiones tradicionales desde donde surgió esta idea inicialmente.

La lectura del artículo “Emoción y nuevas espiritualidades”, de Nicolás Viotti , del CONICET, analiza grupos vinculados a la espiritualidad al estilo de la nueva era y el catolicismo revivalista y/o renovado, en el contexto más amplio de las llamadas "nuevas espiritualidades". 

Estas nuevas espiritualidades constituyen amplios colectivos que no estaban lógicamente contemplados en la tradicional concepción del turismo religioso. Refieren a grupos que se movilizan en búsqueda de motivaciones personales semi colectivas fuera de todo catálogo religioso. Ejemplos de ello son el naturalismo religioso, el panteísmo científico, el humanismo religioso y algunos unitarios liberales, cuáqueros, rastafaris. En la misma línea algunos asocian el yoga, tantra, esoterismos varios y múltiples formas de abordar respuestas a las preguntas vitales del hombre que quiere dar a su vida un sentido de trascendencia.

Profundizando el análisis

La idea de espiritualidad en la mente de las personas está asociada a la búsqueda de significado, propósito y dirección en la vida. Muchos se embarcan en caminos espirituales por múltiples razones. En términos generales, hay algunas razones principales para esto, según aporta la Spiritual Science Research Foundation .

Curiosidad por la dimensión espiritual: Esto incluye buscar respuestas a las preguntas más profundas de la vida, tales como – ¿cuál es el propósito de la vida, de dónde vengo y a dónde vamos después de la muerte?

Al enfrentar un problema en la vida: Los problemas insuperables en la vida son a menudo un catalizador para que las personas busquen una repuesta a sus problemas más allá del alcance de la ciencia moderna. Esto incluye acercarse a un astrólogo, un psíquico o un hombre santo.

Interés en la sanación espiritual: La capacidad de sanar canalizando energías sutiles es un arte que se ha perseguido durante milenios.

Interés en mejorar la personalidad: Querer ser una mejor persona puede conducir a la Espiritualidad y a una forma de vida más espiritual.

Querer crecer Espiritualmente: Algunos de nosotros tenemos una necesidad innata de crecer espiritualmente y no necesitamos un catalizador u organización religiosa para empujarnos hacia la Espiritualidad.

Hasta aquí todo bien.

Pero esta lógica del mercado muchas veces deja de lado que el objetivo central de la actividad es básicamente generar las condiciones para que cada persona pueda encontrar las respuestas a una necesidad interior asociada a su sentido de trascendencia.  

Deberíamos volver a conectar al turista espiritual con lo más importante de su vida: la relación con su interioridad.

Por eso, centrar nuestra comunicación y gestión turística en la interioridad creo que nos obliga a salir momentáneamente de la perspectiva del mercado para reconocer que detrás del turismo religioso o espiritual hay un hombre que no se mueve básicamente por la necesidad del deleite del placer sino que va detrás de una necesidad de conexión con el sentido de trascendencia.

Deberíamos indagar: Qué tipo de turistas son los fieles religiosos?, qué es lo que da sentido a su vida?, qué misterio busca reencontrar en el destino?

Nuestra tradicional gestión del turismo religioso, ¿tiene efectos verdaderamente transformadores para aquellos que visitan un destino de tipo espiritual?

Me gustaría enfocarme brevemente sobre estos últimos puntos. 

¿Qué podemos hacer para que las personas que participan de un evento de turismo religioso alcancen una mayor compenetración con aquello que ha ido a buscar, con aquello que está necesitando? 

¿Qué oportunidades nos da el destino religioso para que las personas puedan alcanzar una dimensión espiritual y trascendente que cualifique su vida?

¿Podemos garantizar un turismo religioso que cualifique la vida de las personas que se aproximan al fenómeno espiritual y se entregan a la presencia del Misterio conectándose con el Padre Creador, con la Virgen Santa o por cualquier otro evento de características religiosas? 

LA COMUNICACIÓN TURÍSTICA Y EL MERCADO “ESPIRITUAL”

El segundo abordaje que propongo lo presento como preguntas que requieren una respuesta colectiva de todos los actores. ¿Pueden las leyes del mercado organizar la demanda espiritual del hombre?

Sobre el tradicional enfoque de la organización y la comunicación del turismo religioso seguramente hay ríos de tinta escritos. Pero sí es necesario afirmar que el abordaje turístico actual ligado a la actividad espiritual o religiosa cumple cabalmente con todas las prerrogativas de las leyes del mercado. 

Desde la perspectiva tradicional del enfoque del turismo a las preguntas clásicas responden a las leyes básicas del mercado: 

a) se encuentra un recursos (aparición, milagro, reliquia, etc, etc) que naturalmente convoca al asombro y veneración.

b) el recurso (generalmente gratis) se transforma en un producto organizado para satisfacer la demanda de visita.

c) ese producto se lo comunica como una experiencia trascendente

d) su comercialización tiende a satisfacer una necesidad de las personas que básicamente buscan una experiencia espiritual o cultural.

Lo cierto es que el tipo de vínculo o encuentro que genera ese contacto espiritual en el destino cualifica el alma del visitante y, al cualificar su alma, jerarquiza también todas sus condiciones humanas.

Demás está decir que el impacto y la importancia que tiene la vida trascendente para las personas son verdaderamente significativos. 

En el ámbito específico de los profesionales de la salud, el reconocimiento y aceptación de la espiritualidad y la religiosidad como recursos que pueden favorecer o ayudar a sobrellevar el dolor y el sufrimiento tanto físico como psíquico también ha ido adquiriendo mayor relevancia  .

Múltiples investigaciones  demuestran que la religiosidad es un factor importante de la salud física y psicológica. Las personas religiosas presentan menos depresión, ansiedad, estrés, suicidio y menores hábitos no saludables como el consumo de alcohol y de otras sustancias psicoactivas. Las personas religiosas presentan menores tasas de morbilidad y mortalidad, presentando mejores y más rápidas recuperaciones en enfermedades físicas (tales como cirugía cardíaca o erupción de cadera), en adicciones (alcohol y otras sustancias), o en estrés postraumático. Estas evidencias se pueden relacionar con diferentes fortalezas psicológicas que la religiosidad promueve, de forma especial con el perdón, la gratitud, la espiritualidad, la justicia, la esperanza. Según el aporte de la Revista Internacional de Psicología del Desarrollo y de la Educación – Abril 2019

Atender estas ventajas del turismo espiritual nos ayudará repensar la óptica de la comunicación turística, generando una comunicación que no solo busque satisfacer la experiencia religiosa contextual: servicios traslado, alojamiento, estadías, visitas culturales, etc.  

Creo que es hora de aspirar a una comunicación que busque aproximar al hombre a este sentido de trascendencia, una comunicación que reconecten al hombre con Dios y transforme su vida.

No olvidar que el sentido religioso del destino requiere una comunicación que trascienda lo eminentemente cultural, para ofrecerle a cada persona la posibilidad de recuperar o fortalece su interioridad.  Este es el elemento que constituye el eje central y motivo esencial que mueve a los fieles a un destino de naturaleza espiritual.

 Es hora de pensar entonces una comunicación no tanto centrada en la experiencia sensible como se ha hablado tanto en los últimos años.  De este modo hemos generado un turismo religioso sustentado en el marketing del consumo y no en el desarrollo del alma humana. 

Creo que tenemos que dar un paso más allá ya que no se trata solo de una experiencia sensible, sino de una experiencia trascendente que construye un vínculo entrañable e intransferible para cada persona. 

El gran desafío será salirnos de los moldes de la comunicación tradicional que nos sugiere el mercado y todas las corrientes del marketing y la comunicación. Debemos animarnos a preguntar: ¿cuál es el lenguaje misterioso y oculto que opera sobre nuestra conciencia en relación al hecho religioso que cada uno está buscando?

Quizás el desafío más interesante de la comunicación turística nos obligue a salirnos del ámbito del debate por las técnicas del marketing tradicional y empezar a dar un paso más hacia el meandro profundo de la relación del hombre con el elemento religioso que ofrece nuestro destino turístico.

No es posible desarrollar el turismo espiritual con el alma vacía. Hay que creer y tener esperanza.

CONCLUSION

Sugiero que el turismo de base religiosa debe tener una impronta esencialmente espiritual más que cultural. Es la espiritualidad y el sentido de trascendencia el factor fundamental para el bienestar de las personas. 

Es necesario que los futuros comunicadores asuman la dimensión espiritual y religiosa del turismo como parte del desarrollo del ser humano y de las sociedades, de modo que se encuentren preparados, tanto los emisores como los receptores del turismo, para conocer cómo afectan las variables como la fe en Dios, el bienestar espiritual, las creencias, convicciones y necesidades espirituales, estilos de afrontamiento, perspectivas espirituales, entre otros aspectos inherentes al desarrollo de la persona humana en la actividad turística.

Es pertinente que los emisores y receptores se involucren en el compromiso mutuo de ofrecer todos los esfuerzos para permitir el subjetivo y maravilloso encuentro personal con aquellos valores, sentimientos, y dimensiones transcendentes que cualifiquen a las personas y los pueblos, permitiendo a cada uno mejorar su calidad de vida y relaciones con el entorno y los demás, luego de encontrar un nuevo sentido a sus vidas.

Mg Lic Adrián Nelso Lomello

Mar del Plata, 28 de junio de 2022. 

República Argentina

Las ideas y opiniones expresadas en este documento no reflejan necesariamente la posición oficial del Tourism and Society Think Tank ni comprometen en modo alguno a la Organización, y no deberán atribuirse al TSTT o a sus miembros.

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