Monica Figuerola

Turismo de Salud: una nueva oportunidad para nuevos destinos

Como ya se ha repetido en numerosas ocasiones el turismo de salud se puede convertir en una gran alternativa para la recualificación del turismo en el mundo. Y, en un interesante motor de desestacionalización de los flujos de turismo con alto valor añadido para muchos destinos hasta ahora, no tan turísticos.

Sin duda alguna, lo primero que se requiere es la definición correcta de esta tipología de turismo para evitar confusiones y malentendidos que nos conducen a una manipulación del modelo y a una demagogia contraria a su desarrollo.

El Turismo de Salud es el originado por los flujos de pacientes que se trasladan a otro país diferente a su lugar de origen, para recibir un tratamiento sanitario o quirúrgico (OMT).

El Turismo Sanitario, sin embargo, implica la atención de pacientes internacionales en centros públicos en virtud de la aplicación de la Directiva Europea 2011/24/UE sobre asistencia sanitaria trasfronteriza.

Aclarados los conceptos, hay que reconocer que el Turismo de Salud, ya definido, es una vía de mejora de la rentabilidad de la propuesta turística para muchos países con una alta calidad asistencial y, en concreto, de los destinos que están apostando de manera más contundente por su posicionamiento en este segmento. 

De hecho, destinos como Turquía, Malasia, Corea del Sur o España están desarrollando una encomiable labor al respecto.

Al igual que está sucediendo en los países ya mencionados, el turismo de salud es además, una tipología turística de enorme atractivo como negocio, por las bonanzas que implica: deslocaliza y desestacionaliza la demanda, aumenta considerablemente la estancia media, mejora la imagen y fortifica la marca del destino, aumentando el gasto medio del turista paciente entre otros valores.

Sin embargo, en términos macroecómicos, el turismo de salud aún tiene poca incidencia en sentido estricto y el camino por recorrer tiene, hoy, una enorme potencialidad de crecimiento, prácticamente a nivel mundial.

Sin duda, la pandemia, ha demostrado la importancia de la salud y ha puesto en valor, como hasta ahora nunca, la importancia de la seguridad de los destinos en material sanitaria y fundamentalmente, la relevancia de las infraestructuras sanitarias en los destinos que aspiran a liderar el turismo mundial.

Por otra parte, hay países eminentemente turísticos, como España, que tienen ya un importante recorrido en la medicina turística (turistas que se ponen enfermos y que son atendidos en centros sanitarios) tal y como, reflejaba el informe de competitividad turística del World Economic Forum 2017, que elevaba a España  a la primera posición del ranking, entre otros motivos por la calidad de las infraestructuras sanitarias españolas, y esto, sin duda, ayuda al impulso del turismo médico, porque aun siendo tipologías distintas, se retroalimentan.

Lo que resulta evidente, es que el expertise desarrollado por centros y especialistas en tratar a turistas que sufran enfermedades o accidentes durante su estancia vacacional, convierte a estos destinos lideres en la industria, en propuestas más seguras desde la percepción de la demanda.

No obstante, lo ya comentado, la puesta en valor del turismo de salud requiere de una estrategia especifica y compleja a adoptar, en lo que concierne al devenir de este nuevo producto turístico, ya que es una tipología turística que aporta mucho valor, que genera enormes externalidades positivas en los destinos y, provoca un importante efecto multiplicador en la economía turística. 

Permite, además, la mejora de la oferta sanitaria en términos de innovación, inversión en tecnología y talento y, por lo tanto, debe ser apoyado, sobre todo, en esta primera fase emergente, donde estamos consolidando la imagen del destino y, donde lo que se reclama es mayor inversión en promoción a través de la segmentación, como ya se hace con otros productos turísticos de nicho.

También es muy importante, la colaboración de la administración pública en la agilización de determinados trámites administrativos y burocráticos. Cooperación incluso más importante, que la económica-presupuestaria.

El turismo de salud es, en definitiva, un mercado en pleno crecimiento en el mundo, con un 20% de media anual, tanto en número de pacientes, como en volumen de negocio generado y sabemos que más del 80% del negocio se genera en un entorno inmediato, sin superar las 3-6 horas de vuelo desde el país de origen, lo que también, representa una fortaleza para los destinos con buena conectividad con los principales mercados emisores.

El estancamiento de la demanda interna convierte, además, para muchos países, a la internacionalización en una de sus mayores oportunidades de crecimiento y desarrollo. Pero se requiere un mayor apoyo estructurado y sistemático de organismos oficiales que contribuya a minimizar los riegos en el momento salir a captar pacientes extranjeros.

Por otra parte, hay que incrementar la colaboración entre las empresas del sector a la hora de generar sinergias y alianzas para optimizar la apuesta internacional: aprovechando la consolidada internacionalización del sector de las TIC´s aplicadas a la sanidad, como palanca tractora para la venta del resto de productos/servicios del sector de la salud.

Finalmente, habrá que poner el foco, en la construcción de un nuevo paradigma; aprovechando siempre los nuevos canales de captación como las soluciones tecnológicas desarrolladas dentro del campo de la “e-Health”.

Mónica Figuerola. 

Doctora en Turismo y profesora de la Universidad Antonio de Nebrija

Las ideas y opiniones expresadas en este documento no reflejan necesariamente la posición oficial del Tourism and Society Think Tank ni comprometen en modo alguno a la Organización, y no deberán atribuirse al TSTT o a sus miembros.

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