Una mirada crítica al turismo en el año que termina

10-12-22

Un repaso a los viajes de 2022 dibuja un panorama contradictorio en el que el optimismo por la aparente vuelta a la "normalidad" tras la pandemia de Covid-19 se ve contrarrestado por el pesimismo ante otras amenazas, como la escalada de las tensiones geopolíticas y los retos de la industria. 

Una nueva cepa de Covid-19

La aparición de una variante de Covid-19 altamente transmisible, Omicron, causó inicialmente preocupación, y los gobiernos reintrodujeron ciertas restricciones a los viajes para frenar su propagación. Sin embargo, como la nueva cepa resultó ser menos grave que las anteriores, pronto se levantaron las restricciones y los viajes se recuperaron rápidamente.

La respuesta a Omicron demostró que los mercados y las autoridades estaban aprendiendo a hacer frente a la pandemia y a adaptarse a una "nueva normalidad". Reflejó la aceptación general de que la sociedad tendrá que convivir con Covid-19 durante algún tiempo, pero que, al menos en los mercados occidentales, la pandemia ya no es un obstáculo serio para viajar.

Aumento de las tensiones geopolíticas

La cobertura informativa del brote de Omicron fue rápidamente sustituida por noticias sobre la escalada de la guerra ruso-ucraniana, en la que Rusia lanzó una invasión a gran escala de Ucrania el 24 de febrero. Aunque la situación en Ucrania tuvo un impacto efímero en los viajes a Europa, ha tenido consecuencias de largo alcance, cuyo alcance total aún está por determinar.

A corto plazo, el desvío del tráfico aéreo para evitar el espacio aéreo ruso ha incrementado el coste de los viajes a Asia en un momento en que varios destinos asiáticos vuelven a abrir sus puertas a los visitantes. A medio plazo, la inflación, exacerbada por el conflicto, está mermando el poder adquisitivo de los consumidores, mientras que la subida de los precios del combustible incrementa el coste de las operaciones aéreas. Por otra parte, la posibilidad de que se produzcan nuevos brotes de violencia representa una amenaza latente para la confianza de los consumidores europeos.

Caos en los aeropuertos

No pasó mucho tiempo antes de que las noticias sobre el conflicto en Ucrania dieran paso a una nueva historia: retrasos significativos y cancelaciones generalizadas en los aeropuertos de los principales mercados occidentales. Como resaca de la pandemia, durante la cual muchos aeropuertos y compañías aéreas despidieron a un número considerable de empleados, el caos surgió en mayo, en vísperas de la temporada de verano, cuando la demanda de viajes empezó a superar a la oferta. Para las personas que planeaban sus vacaciones en el extranjero, las imágenes que dominaron las pantallas de televisión durante el punto álgido de la perturbación resultaron preocupantes, y muchas se vieron disuadidas de reservar vuelos.

Una recuperación más lenta en Asia-Pacífico

Los aeropuertos de Asia-Pacífico no han experimentado el mismo caos que los de Europa, en gran medida porque la región ha adoptado un enfoque más cauteloso para la reapertura tras la crisis sanitaria mundial y, en consecuencia, su mercado de viajes se recupera a un ritmo más lento.

Aunque la ausencia continuada de China en el panorama turístico de Asia-Pacífico supone un obstáculo considerable para la recuperación general de la región, otros mercados han dado pasos audaces hacia la plena reactivación basándose en políticas menos estrictas. Algunos ejemplos son Australia, que empezó a recibir visitantes el 6 de julio; Indonesia, que abrió sus puertas a los viajeros vacunados el 4 de febrero; y Tailandia, que eliminó las pruebas como requisito de entrada el 1 de abril. La India, que abrió sus puertas a todos los viajeros vacunados el 27 de marzo, ha contribuido de forma especialmente significativa a la recuperación de los viajes en la región, aprovechando la demanda acumulada tanto en el segmento de vuelos de corta distancia como en el de ocio.

Retos para la aviación

Los retos a largo plazo a los que se enfrenta la aviación constituyen un sombrío telón de fondo para los acontecimientos y tendencias que han configurado el sector de los viajes en 2022. Entre ellos se encuentra la mencionada inflación, que, además de amenazar con anular la demanda acumulada, está poniendo en tela de juicio la sostenibilidad del modelo de viajes aéreos de bajo coste.

En un momento dado, el mercado de los viajes de negocios también parecía amenazado. Sin embargo, la recuperación de este segmento se ha acelerado a lo largo de 2022, alcanzando a la del ocio en el cuarto trimestre del año. Al recuperarse primero los viajes de ocio y ahora el segmento de negocios siguiendo un patrón similar, parece que el sector de los viajes en su conjunto -excepto el mercado de Asia-Pacífico- se acerca a la normalidad. No obstante, dados los demás retos a los que se enfrenta el sector, se recomienda prudencia.

Podría decirse que la mayor amenaza para la aviación es el cambio climático, ya que muchos consumidores optan por renunciar a viajar en avión para minimizar su huella de carbono. A medida que los movimientos ecologistas ganan terreno y la conciencia pública concede cada vez más importancia a los valores y prácticas ecológicas, el sector de la aviación debe esforzarse más por atraer al turista con conciencia ecológica.

Razones para el optimismo

Aunque este año de viajes ha planteado numerosos retos al sector, hay razones para ser optimistas a medida que se acerca 2023. La recuperación ha sido especialmente fuerte en los mercados occidentales, y varios países de la región Asia-Pacífico parecen seguir pautas similares. Allí, como ya hemos visto en Occidente, una combinación de VFR y ocio está ayudando a los viajes internacionales a recuperar la cuota de demanda que perdieron en favor del turismo nacional durante la pandemia.

La recuperación gradual de Asia-Pacífico es una noticia positiva para el sector en su conjunto, y si los gobiernos, los destinos y las aerolíneas pueden trabajar juntos para inspirar confianza a los consumidores, es solo cuestión de tiempo que todas las regiones reciban un número similar de turistas internacionales que en 2019.

Además, el hecho de que el Mundial de Fútbol de 2022 en Qatar se desarrolle según lo previsto y los aficionados y deportistas puedan asistir sin problemas augura la plena reactivación del sector de los viajes y una mayor recuperación de la confianza de los consumidores en 2023.

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