Mientras que otros países del sur de Europa construyen sus carreteras utilizando polímeros para evitar que se derritan, en Reino Unido esto no es tan común, por lo que en algunas vías los operarios han tenido que esparcir arena para evitar que el asfalto fundido provoque accidentes.
Tampoco las vías de tren están preparadas para el calor. Las altas temperaturas han obligado a cancelar cientos de servicios ferroviarios porque las vías corren el riesgo de deformarse bajo el sol.
La estación de Victoria, una de las más importante de Londres, vio como una chispa prendió los travesaños de madera de las vías, provocando un fuego que tuvo que ser extinguido por los servicios de emergencia.
Los raíles pueden llegar a alcanzar una temperatura superior a 60 grados con el calor, dilatarse y deformarse al paso de los trenes, por lo que se ha limitado su velocidad. En algunos trayectos del sur del país, donde se están experimentando las temperaturas más altas, los trenes no pueden circular a más de 90 kilómetros por hora, lo que se traduce en retrasos y un suplicio añadido para los viajeros.
A modo de prevención, unos días antes de que las temperaturas alcanzaran récords en Reino Unido, operarios del sistema ferroviario tuvieron que pintar de blanco partes de las vías para mitigar los efectos del sol.
El metro de Londres -y sus sufridos pasajeros- es otro de los damnificados por la ola de calor. La mayor parte de las líneas no cuenta con aire acondicionado, por lo que los vagones se han convertido en auténticos hornos. Eso en las líneas que están funcionando.
Por otro lado, menos del 5% de los hogares en el Reino Unido cuentan con aire acondicionado, de manera que en términos generales, la infraestructura del país no está preparada para soportar intensas olas de calor como las que ahora lo afectan.
Las persianas, elementos clave en países acostumbrados al calor, son prácticamente inexistentes en el Reino Unido, que tiene que defenderse de los rayos de sol con visillos y cortinas.
Pero tampoco hay aire acondicionado en los autobuses, que, para colmo, cuentan con diminutas ventanas que no consiguen hacer que entre aire fresco a los pasajeros.
Toda esta información puede resultar útil para los viajeros que por estos días lleguen al Reino Unido. Bajo esas premisas, tendrán que planificar sus viajes a partir de ahora para estos meses de los años por venir, pues aunque dentro de sólo unos días las temperaturas deben comenzar a descender, científicos y meteorólogos sostienen que este no será la última ola de calor que la Britania tendrá que enfrentar.