"La ciudad se siente hoy muy diferente a como se sentía hace varios años", afirma Don Garber, comisionado de la Major League Soccer.
La FIFA, el organismo rector del fútbol mundial, está en conversaciones para alquilar una propiedad en Miami, según una persona familiarizada con el asunto, ya que busca establecer una sede en Estados Unidos antes de la Copa Mundial de 2026. La CONCACAF, la federación de fútbol de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe, ya tiene su sede en la ciudad.
Los ejecutivos deportivos atribuyen el auge deportivo de Miami a sus características demográficas únicas como ciudad estadounidense con profundos lazos con Latinoamérica, junto con un reciente aumento de la inmigración de cuello blanco que ha disparado el gasto de los consumidores.
"Nunca se percibió como un buen mercado para el deporte corporativo, porque no había tantas sedes corporativas", dijo Garber. Describió la decisión de Messi de fichar por el Inter de Miami como un "cohete propulsor" para la Major League Soccer, aún en expansión, y afirmó que se espera que el club supere a los equipos rivales estadounidenses en patrocinios individuales.
La llegada de Messi es un golpe de efecto para la MLS, pero el júbilo va mucho más allá. Los ejecutivos de toda la ciudad han quedado asombrados por el reciente rendimiento de los equipos y acontecimientos deportivos de la ciudad.
Mucho antes de que un equipo de Miami pudiera plantearse contratar a una leyenda como Messi, Miami tuvo que ir más allá de sus raíces como ciudad de fútbol americano. En 2008, el multimillonario inmobiliario Stephen Ross compró los Miami Dolphins de la NFL, un equipo más conocido por haber tenido una temporada perfecta en 1972, pero que había languidecido desde hacía mucho tiempo.
Unos años más tarde, un partido amistoso de fútbol entre el equipo mexicano Chivas y el Barcelona, celebrado en Miami, atrajo a más de 70.000 aficionados, lo que consolidó para Ross la idea de invertir en acontecimientos deportivos mundiales en lo que a veces se conoce como la capital del norte de Latinoamérica.
Casi el 70% de los residentes del condado de Miami-Dade se identifican como hispanos o latinos, según el censo de Estados Unidos, y durante décadas la zona ha sido un paraíso para la inmigración procedente del Caribe y Sudamérica, donde los gustos deportivos van más allá de la parrilla.
La industria del deporte profesional ha evolucionado para atender a una clientela nueva y más adinerada, ya que grandes sectores de la tecnología y las finanzas se trasladaron a Miami durante la pandemia.
Ahora, la presencia de Messi está a punto de inflar la demanda de accesorios y artículos de la MLS. El copropietario del Inter de Miami, Jorge Mas, declaró a la CNBC que se espera que los ingresos del club se dupliquen durante el próximo año, ya que el precio de las entradas para la primera aparición de Messi con la camiseta rosa del club el viernes se disparó a más de 300 dólares.