El turismo norteamericano invade los destinos en Europa

21-07-23

Los turistas deben esperar más de dos horas para visitar la Acrópolis en Atenas. Las filas para los taxis en la principal estación de trenes de Roma son igual de tardadas. Hay tantos visitantes concentrados en la Plaza de San Marcos en Venecia y sus alrededores que las multitudes se agolpan para cruzar los puentes, incluso entre semana.

Después de tres años de limitaciones por la pandemia, se espera que este año el turismo en algunos de los destinos más populares de Europa este verano supere los récords de 2019, desde Barcelona, Roma, Atenas y Venecia, hasta las pintorescas islas de Santorini, en Grecia, Capri, en Italia, y Mallorca, en España.

Luego de que los europeos permitieron la recuperación del sector turístico el año pasado, el repunte de este verano es liderado en gran medida por los estadounidenses, beneficiados por un dólar fuerte y, en algunos casos, por sus ahorros durante la pandemia. Muchos llegan motivados por un “turismo de desquite”: tan ansiosos por explorar nuevamente otras latitudes que no se desaniman por las tarifas aéreas más altas y los mayores costos de hospedaje.

Lauren Gonzalez, de 25 años, aterrizó en Roma esta semana con cuatro amigos de la secundaria y la universidad para un paseo de 16 días por la capital italiana, Florencia y la costa, después de tres años de vacacionar solamente en Estados Unidos. Dicen que no les aquejan los altos precios ni las multitudes.

Los estadounidenses parecen igualmente imperturbables por los recientes disturbios en París y otras ciudades francesas. Hubo una pequeña caída en las reservas de vuelos, pero fue principalmente para viajes nacionales.

El repunte una bendición para hoteles y restaurantes tras las restricciones de la pandemia de COVID-19, pero también hay un aspecto negativo: las promesas de repensar el turismo y hacerlo más sostenible fueron pasadas por alto en gran medida.

El alcalde de Florencia ha bloqueado la proliferación de nuevos apartamentos para alquileres de corto plazo en el centro histórico, que está protegido como sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO, mientras los alcaldes de otras ciudades artísticas de Italia piden una ley nacional para administrar el sector.

En otros lugares, las medidas contra el turismo de masas que estaban activas antes de la pandemia no han reaparecido, pero aún se están trazando las líneas de batalla: han aparecido grafitis que engañan a los turistas en Barcelona y los alejan del Parque Güell, en lugar de llevarlos hacia el sitio diseñado por Gaudí.

A pesar de los centros predecibles de turismo excesivo, en general los viajes hacia Europa y dentro del continente aún están un 10% abajo de los costos de 2019, según la Organización Mundial del Turismo. Eso se debe en parte a que menos personas visitan países cercanos a la guerra en Ucrania, incluidos Lituania, Finlandia, Moldavia y Polonia.

Además, los visitantes chinos no han regresado del todo. Los vuelos procedentes de China y otros países de la región Asia-Pacífico están un 45% abajo con respecto a 2019, según la empresa de datos de viajes ForwardKeys.

Grecia, que depende del turismo, espera 30 millones de visitantes este año, todavía por debajo del récord de 34 millones de 2019. Sin embargo, la cantidad de vuelos ha aumentado hasta ahora y los sitios más turísticos se llevan la peor parte.

Venecia ha retrasado sus planes de cobrar a los visitantes de “entrada por salida” una tarifa para ingresar a la ciudad, con la intención de frenar las llegadas. Pero activistas como Salerno advierten que eso hará poco para resolver el problema de una población en declive y la invasión de turistas, y que en lugar de ello cimentará el destino de Venecia como “parque de diversiones”.

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