El sector del lujo se ralentiza tras la "locura" de gasto posterior a la pandemia
29-07-23
Los grupos de lujo se preparan para el final del auge de la recuperación tras la pandemia, a medida que los consumidores chinos y estadounidenses se vuelven más selectivos en sus compras.
El sector ha vivido varios años de crecimiento excepcional impulsado por dos motores: China y Estados Unidos, el mayor mercado del lujo, donde el ahorro de la pandemia y el estímulo financiero generaron nuevos compradores en tropel.
Ahora hay indicios de que el ritmo de crecimiento puede estar tocando techo, sobre todo en Estados Unidos. "Hay una desaceleración en EE.UU., pero en comparación con una base absolutamente loca. La gente salió de la pandemia y se volvió loca", afirma Michael Kliger, director ejecutivo de la plataforma de comercio electrónico de lujo Mytheresa.
Los grandes grupos del lujo Hermès y LVMH han registrado un fuerte crecimiento en lo que va de año, a la zaga de Kering, propietario de Gucci, que ha luchado por relanzar su marca insignia. Sin embargo, empresas como LVMH, la italiana Prada o Richemont (propietaria de Cartier, con sede en Suiza) han registrado un menor crecimiento de las ventas en Estados Unidos. En China también prosigue la recuperación tras los duros cierres por pandemia del año pasado, pero ha sido más lenta de lo que algunos habían previsto.
"El estado de ánimo mundial no es el de compras vengativas que vimos en 2021 y 2022, así que estamos hablando más de normalización que de otra cosa", dijo Jean-Jacques Guiony, director financiero de LVMH, la mayor empresa de lujo del mundo y el barómetro de la industria.
Según la consultora Bain y el grupo italiano Altagamma, el crecimiento del sector batió récords en 2022, con un aumento de alrededor de una quinta parte hasta alcanzar los 345.000 millones de euros, al dispararse la demanda de caprichos que van desde los bolsos Birkin hasta los viajes de lujo. Se espera que el sector del lujo duplique con creces su tamaño de aquí a 2030, pero el crecimiento anual para 2023 será de entre el 5% y el 12%.
Para sorpresa de responsables políticos y economistas, el gasto de los consumidores estadounidenses ha resistido sorprendentemente bien a pesar de los esfuerzos de los bancos centrales de todo el mundo por frenar la demanda mediante una fuerte subida de los costes de los préstamos. Pero como los mercados laborales se han enfriado, los aumentos salariales se han ralentizado y se cierne sobre ellos el espectro de una recesión, algunos compradores han empezado a retraerse.