El primer ministro, Luis Montenegro, quien anteriormente abogaba por una privatización total, ha indicado recientemente que una venta parcial también es una opción viable. Entre los interesados en adquirir una participación en TAP se encuentran tanto empresas nacionales como internacionales, incluyendo a Air France-KLM, Lufthansa y el grupo IAG, propietario de British Airways. Según informes, Lufthansa estaría considerando adquirir una participación del 19,9% en TAP, evitando así superar el umbral del 20% que requeriría la aprobación de la Comisión Europea. Por su parte, Air France-KLM ha manifestado estar abierta a diversas opciones, incluyendo la adquisición de una participación minoritaria.
En paralelo a estos planes de privatización, TAP ha anunciado la expansión de sus rutas hacia Estados Unidos. A partir de mayo de 2025, la aerolínea operará vuelos desde Lisboa a Los Ángeles y desde Oporto a Boston, incrementando su competencia con aerolíneas como Iberia y British Airways del grupo IAG. Actualmente, TAP ya ofrece vuelos a varios destinos estadounidenses desde Lisboa y Oporto, y ha aumentado su oferta de asientos entre Portugal y Norteamérica en un 6% en comparación con 2023.
Esta expansión busca fortalecer la posición de TAP en el mercado transatlántico antes de su privatización, consolidando los aeropuertos de Lisboa y Oporto como puertas de entrada a Europa desde América. La privatización de TAP podría alterar la dinámica del mercado aéreo europeo, especialmente en rutas hacia América, donde competidores como IAG y Lufthansa también buscan expandir su presencia.
La venta de TAP representa una oportunidad significativa para los grandes grupos de aviación europeos de ampliar su red de rutas y consolidar su posición en el mercado internacional. Sin embargo, el Gobierno portugués ha enfatizado la importancia de mantener la identidad y las operaciones estratégicas de la aerolínea, asegurando que las conexiones clave para la diáspora portuguesa no se verán afectadas por la privatización.