Antes del turismo, los Shanenawa dependían de la agricultura de subsistencia, cultivando plátano y mandioca, además de la caza, pesca y producción artesanal. El comercio de estos productos les permitía adquirir bienes en la ciudad. Con el turismo, han encontrado una forma de agregar valor a su producción, fortalecer su cultura y transmitir enseñanzas a las nuevas generaciones. Maya Shanenawa, hija mayor del cacique y reconocida como vicecacique, destaca que cada vez que comparten su medicina y cultura con los visitantes, se perfeccionan más.
La estructura social de los Shanenawa asigna el liderazgo al primogénito, independientemente de su género. Maya, de 29 años, asume el rol de vicecacique, mientras que su hermana Maspã lidera el ritual de consagración de la medicina. Para ellos, el turismo es una oportunidad de mostrar su forma de vida y fortalecer la identidad cultural de la comunidad.
El turismo de base comunitaria no solo beneficia a los Shanenawa. En la Tierra Indígena Puyanawa, en el municipio de Mâncio Lima, Acre, la comunidad ha desarrollado una estructura para recibir visitantes, incluyendo alojamiento, alimentación y actividades culturales. El cacique Joel Puyanawa señala que el turismo ha permitido rescatar y fortalecer la cultura Puyanawa, además de generar ingresos para la comunidad.
La implementación del turismo de base comunitaria en tierras indígenas enfrenta desafíos, como la necesidad de capacitación y la infraestructura adecuada. Sin embargo, con el apoyo de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, las comunidades han logrado superar obstáculos y desarrollar proyectos exitosos. El Diagnóstico del Etnoturismo en la Amazonía Legal, lanzado recientemente, destaca la importancia de este modelo para el desarrollo sostenible de la región.
El turismo de base comunitaria en tierras indígenas promueve el desarrollo económico, la preservación cultural y la conservación del medio ambiente. Al involucrar a las comunidades en la gestión turística, se garantiza que los beneficios lleguen directamente a ellas, fortaleciendo su autonomía y capacidad de decisión sobre sus territorios. Además, ofrece a los visitantes una experiencia auténtica y enriquecedora, fomentando el respeto y la comprensión de las culturas indígenas.
El turismo de base comunitaria está cambiando la realidad de las tierras indígenas en la Amazonía brasileña, ofreciendo una alternativa sostenible que beneficia tanto a las comunidades locales como a los visitantes. A través de este modelo, se promueve el desarrollo económico, se fortalece la identidad cultural y se contribuye a la conservación del medio ambiente, demostrando que es posible un equilibrio entre desarrollo y sostenibilidad en la región amazónica.