En 2023, casi medio millón de personas caminaron por el Camino, con solo un 40% haciéndolo por motivos puramente religiosos. Por ejemplo, una persona de Newfoundland, Canadá, caminó una parte del Camino en 2016 simplemente para pasar tiempo con amigos y tener unas vacaciones "con propósito". A pesar de no considerarse religiosa, encontró una forma de devoción en los rituales y desafíos del Camino. Otra persona, presidenta de una organización en Santiago de Compostela, ha encontrado en el Camino lecciones de vida aplicables a todos, religiosos o no.
El aumento de peregrinos "espirituales pero no religiosos" coincide con un creciente interés en lo que se denomina "espiritualidad secular". Jacqui Frost, investigadora de la Universidad de Purdue, señala que experiencias como la meditación, el yoga y los "templos ateos" están secularizando rituales que antes eran estrictamente religiosos. Esto plantea la cuestión de cómo estas prácticas pueden ser significativas sin apropiarse indebidamente de sus raíces religiosas.
En un estudio de 2019 publicado en el Journal Sociology of Religion, se encontró que tanto los peregrinos ateos como los religiosos buscan conectar con la naturaleza y con su yo interior, aunque los motivos de comunidad y religiosos son
Liz Bucar, experta en ética religiosa y autora del libro próximo a publicarse The Religion Factor: How Restoring Religion to Our Spirituality Makes It More Meaningful, Responsible, and Effective, sugiere que para aprovechar al máximo una peregrinación, es esencial involucrarse con su componente religioso. Bucar argumenta que la espiritualidad es solo una parte de la religión, y que la religión en su totalidad es lo que proporciona los beneficios más profundos de una peregrinación. Ella describe el Camino como una experiencia socialmente construida y "curada", y critica la tendencia a buscar experiencias transformadoras de manera superficial.
Algunos investigadores consideran que el cristianismo es central en el Camino, reconocen la importancia de abordar tanto los aspectos positivos como los negativos de la religión en este contexto. A pesar de las críticas, sostienen que todos los peregrinos, independientemente de su fe, pueden experimentar algo especial en el Camino, y defienden que no se debe juzgar a los peregrinos no católicos, pues muchos encuentran más de lo que esperaban.
El Camino de Santiago, con su rica historia y su capacidad de inspirar asombro, sigue siendo un lugar de transformación y descubrimiento personal para personas de todas las religiones y ninguna. La experiencia del Camino es única para cada individuo y sugiere un misterio y una magia que va más allá de las explicaciones simples.
Autor: Klaus Franck