“El interés que mueve a millones de turistas puede vincularse fácilmente al compromiso con la fraternidad, creando una red de mensajeros de la paz que se dirijan al mundo entero para invocar el fin de toda guerra y la reapertura de territorios llenos de historia, cultura y fe”, resalta el comunicado. Esta afirmación subraya la capacidad del turismo para generar un impacto positivo a nivel global, fomentando la comprensión y el respeto mutuo entre diferentes culturas y comunidades.
El comunicado también aborda el papel del turismo en la conservación del patrimonio cultural y natural. “El camino de la belleza que caracteriza a estos destinos no puede ni debe verse oscurecido por la fealdad de la destrucción y los escombros que vienen a sustituir lo que el ingenio de las generaciones anteriores había construido como emblema de paz y de compartir”, añade Mons. Fisichella. Esta reflexión invita a los turistas a valorar y proteger los sitios que visitan, reconociendo su importancia histórica y cultural.
Asimismo, Mons. Fisichella añadió que la belleza de los destinos turísticos “desencadena la verdadera vida y el deseo de existir”. El turismo, afirmó, puede promover decisivamente la recuperación de las relaciones interpersonales por las que todos sentimos una profunda nostalgia. “El turismo puede y debe ser un vehículo para la paz y la reconciliación en un mundo cada vez más dividido”, señaló.
El Jubileo de 2025 se presenta como una oportunidad significativa para promover el turismo religioso, un aspecto que el Vaticano considera fundamental. Este evento atraerá a millones de peregrinos a Roma y otros destinos sagrados, ofreciendo una ocasión única para el encuentro y el diálogo entre personas de diversas culturas y creencias.
Por último, el comunicado destaca la importancia de la oración para alcanzar la paz verdadera, señalando que las consecuencias de la guerra afectan no solo a lugares específicos, sino también a otras naciones. La paz, expresa el mensaje, se alcanza solo cuando se abraza la caridad y el respeto por el otro. “Ser constructores de paz no solo es posible, sino que es una exigencia para quienes emprenden el camino”, se lee en el comunicado. “El turismo caracterizado por esta esperanza puede convertirse en un signo concreto y tangible también para la construcción de la paz”, concluye Mons. Fisichella.
“El turismo y la paz, unidos a la esperanza, se convierten así en el mensaje obligado, en esta Jornada Mundial del Turismo 2024, para los trabajadores del turismo y para quienes viajan con deseos de serenidad y concordia”. Este mensaje enfatiza el poder transformador del turismo, no solo como una actividad económica, sino como un medio para fomentar la paz, la comprensión y la solidaridad a nivel mundial.