Un evento de unión
El encuentro celebrado en el Monasterio de Santo Toribio no solo subrayó el significado religioso de cada una de estas ciudades, sino que también planteó un enfoque común para la promoción del turismo religioso en tiempos contemporáneos. Durante la reunión, las autoridades de las cinco ciudades compartieron experiencias y estrategias, reconociendo el papel clave que juega el turismo religioso en la conservación del patrimonio y en la dinamización de las economías locales.
Las autoridades y representantes de Santiago de Compostela, Roma, Jerusalén y Caravaca de la Cruz, junto con los de Liébana, destacaron la necesidad de fortalecer las rutas de peregrinación y las infraestructuras turísticas para facilitar la llegada de los peregrinos. Asimismo, subrayaron la importancia de difundir el valor cultural, histórico y espiritual de estos destinos para generar un impacto positivo tanto en el ámbito religioso como en el económico.
El turismo religioso ha demostrado ser una oportunidad inigualable para el desarrollo de las comunidades locales. En los últimos años, el número de peregrinos que visitan estas ciudades ha crecido considerablemente, lo que ha llevado a una mayor inversión en infraestructura, servicios y programas culturales y religiosos que mejoran la experiencia del visitante.
El impacto económico del turismo religioso es indiscutible. No solo genera ingresos directos a través de los servicios turísticos tradicionales, como el alojamiento, la restauración y el transporte, sino que también promueve el desarrollo de otras actividades económicas relacionadas, como la artesanía local y la organización de eventos culturales. Además, este tipo de turismo suele ser más sostenible y respetuoso con el entorno, ya que los peregrinos suelen estar motivados por valores espirituales que los hacen más conscientes de la importancia de conservar el patrimonio cultural y natural de los lugares que visitan.
La cooperación entre estas ciudades jubilares ha permitido establecer una red de trabajo conjunto que facilita la promoción del turismo religioso a nivel global. Este tipo de alianzas refuerza la visibilidad de los destinos y contribuye a diversificar la oferta turística, especialmente en momentos en los que el turismo busca nuevas formas de conectar con la cultura y la espiritualidad.
Uno de los objetivos del encuentro en Liébana fue precisamente impulsar proyectos comunes, como la creación de rutas de peregrinación internacionales que conecten estos destinos, así como la organización de eventos que fomenten el intercambio cultural y religioso entre las ciudades jubilares. La colaboración también se ha centrado en el desarrollo de tecnologías y plataformas digitales que ayuden a los peregrinos a planificar sus viajes de manera más accesible y segura.
El encuentro entre las cinco ciudades jubilares ha sido un paso significativo hacia la consolidación de una red mundial de turismo religioso que no solo promueva la fe, sino que también favorezca el desarrollo sostenible de las comunidades locales. La unión de Santiago de Compostela, Roma, Jerusalén, Caravaca de la Cruz y Santo Toribio de Liébana en torno a un objetivo común demuestra el potencial que tiene la colaboración internacional para mejorar la experiencia de los peregrinos y preservar el patrimonio espiritual y cultural para las generaciones futuras.