La economía de Nueva Zelanda depende en gran medida del turismo. En el año fiscal comprendido entre marzo de 2023 y marzo de 2024, los turistas internacionales gastaron más de 11.000 millones de dólares neozelandeses (equivalentes a 6.165 millones de euros). Este sector es vital, y las autoridades buscan mantener un equilibrio entre fomentar el turismo y proteger sus recursos naturales. La presión sobre la infraestructura regional, como parques nacionales y otros espacios naturales, ha incrementado, y la inversión en conservación es crucial para asegurar la sostenibilidad a largo plazo.
El aumento de la tasa también se justifica con el creciente número de turistas que visitan el país. A pesar de los desafíos globales recientes, el turismo en Nueva Zelanda ha mostrado signos de recuperación y crecimiento sostenido. La esperanza del gobierno es que la medida refuerce la imagen del país como un destino comprometido con la protección del medioambiente, un factor que atrae a muchos de sus visitantes.
En comparación, otros países ya aplican tasas turísticas similares. Australia, por ejemplo, cobra una tarifa turística de unos 60 dólares australianos (unos 35 euros), y el Reino Unido también aplica varios impuestos a los viajeros, lo que refuerza el argumento de que la tasa de Nueva Zelanda sigue siendo competitiva a nivel internacional. De hecho, según Doocey, muchos de los turistas internacionales que visitan Nueva Zelanda valoran el entorno natural y están dispuestos a contribuir a su preservación.
El dinero recaudado con la nueva tarifa se utilizará para varios fines, entre ellos la restauración de ecosistemas dañados, la protección de especies en peligro de extinción y la mejora de la infraestructura turística. Estos proyectos están diseñados no solo para proteger el entorno, sino también para mejorar la experiencia de los turistas que visitan las icónicas atracciones del país.
Además del aumento en la tasa turística, Nueva Zelanda está considerando otras medidas para gestionar el crecimiento del turismo y sus impactos. Entre estas iniciativas se incluyen esfuerzos para diversificar los destinos turísticos dentro del país, a fin de evitar la sobrecarga de las áreas más populares, y fomentar el turismo en regiones menos visitadas. Esto no solo busca aliviar la presión sobre los ecosistemas más frágiles, sino también distribuir los beneficios económicos del turismo de manera más equitativa en todo el país.
La tasa IVL es una parte de un enfoque más amplio del gobierno para hacer que el turismo en Nueva Zelanda sea más sostenible. En los últimos años, el país ha adoptado una política de turismo que enfatiza el turismo responsable y el respeto por las comunidades locales y el medio ambiente. Esta filosofía ha sido bien recibida por muchos de los visitantes internacionales, que ven a Nueva Zelanda como un destino único donde la naturaleza y la cultura se entrelazan de manera armoniosa.
Es importante señalar que la tasa no se aplicará a los ciudadanos neozelandeses ni a los residentes permanentes, lo que subraya su enfoque en el turismo internacional. Del mismo modo, los pasajeros en tránsito y los niños menores de dos años estarán exentos del pago.
El incremento de la tasa turística en Nueva Zelanda responde a la necesidad de proteger sus recursos naturales frente al aumento del turismo. Con una contribución que sigue siendo competitiva a nivel global, el gobierno confía en que la medida no desincentivará las visitas, sino que ayudará a garantizar que Nueva Zelanda continúe siendo un destino atractivo y sostenible en el futuro. El desafío, como en muchos otros destinos turísticos populares, es encontrar el equilibrio adecuado entre fomentar el turismo y preservar el entorno que hace del país un lugar tan especial para los viajeros de todo el mundo.