En Asia, dos ejemplos destacan por su originalidad y eficacia: Sapporo y Singapur.
En Sapporo, la ciudad más grande de Hokkaidō, el verano es mucho más apacible que en otras regiones de Japón. Allí, los espacios públicos aprovechan la nieve acumulada durante el invierno para alimentar sistemas de aire acondicionado y enfriar parques y centros comerciales. Esta estrategia innovadora, que usa recursos naturales con ingenio, ha convertido a la ciudad en un destino cada vez más atractivo para quienes escapan del calor abrasador.
Singapur, por su parte, ofrece una solución urbana muy diferente. En el emblemático Gardens by the Bay, los famosos "Supertrees" no sólo embellecen el paisaje: son estructuras verticales de hasta 50 metros de altura que funcionan como verdaderos motores ambientales. Doce de los 18 superárboles están equipados con paneles fotovoltaicos para captar energía solar. Estas estructuras también permiten ventilar los invernaderos—como el Flower Dome y el Cloud Forest—captando y expulsando calor, además de recolectar agua de lluvia para riego. El sistema ayuda a lograr hasta un 30 % de ahorro energético en comparación con métodos convencionales. Además, durante la noche, las copas de los Supertrees se iluminan en un espectáculo audiovisual mágico, creando un refugio fresco y sensorial en medio del calor urbano.
Estos ejemplos innovadores subrayan cómo el turismo está evolucionando ante el calentamiento global: la demanda ya no se mide sólo en belleza o patrimonio, sino en confort climático y sostenibilidad.
Desde Europa hasta Asia, destinos tan diversos como Abu Dhabi —con su ciudad sostenible Masdar, que combina túneles de viento tradicionales con energía solar—, Harbin —que convierte su parque de hielo en atracción veraniega mediante tecnología de nieve artificial— y Copenhague —que incentiva el transporte eco‑amigable y crea “islas frías” urbanas— adoptan estrategias propias para mantenerse atractivos frente al calor extremo.
Este giro hacia los coolcations no es solo una tendencia pasajera: representa una transformación en las preferencias de los viajeros. Turistas de distintas generaciones, desde millennials hasta baby boomers en América del Norte, declaran que el calor extremo está influyendo en sus decisiones. Muchos prefieren destinos frescos, menos concurridos y comprometidos con la sostenibilidad.
Señalado de manera clara en el mundo del turismo, que ya representa cerca del 8 % de las emisiones globales de carbono, este cambio de prioridades tiene un horizonte más amplio: la concienciación sobre el impacto ambiental está impulsando a los viajeros a buscar no solo destinos agradables, sino también responsables. En muchos casos, elegir un coolcation es una forma de unir placer con propósito.
El turismo global se está reinventando. Los destinos están incorporando soluciones climáticas creativas —ya sea a través de infraestructuras verdes o tecnologías innovadoras— para ofrecer experiencias frescas y sostenibles. Y los viajeros responden: el confort climático se ha convertido en un factor decisivo al planificar sus escapadas.