No obstante, Berlín mantiene atractivos significativos. Su oferta cultural abarca desde galerías de vanguardia hasta históricos palacios prusianos, sin olvidar la legendaria vida nocturna de clubes techno. A ello se añade una propuesta climática ventajosa: con veranos donde las máximas rondan los 25 °C, espacios verdes, zonas de baño y sombra abundante, la ciudad se presenta como una opción refrescante frente al calor extremo del Mediterráneo.
Desde el punto de vista económico, el turismo representa apenas el 4,6 % del Producto Interior Bruto de Berlín, muy por detrás del 14 % en ciudades como París o Roma, o incluso el 8 % en Madrid. Esta diferencia refleja que la capital alemana depende más del turismo doméstico y de visitantes con presupuesto moderado.
Otra preocupación reciente es el impacto de los recortes presupuestarios en el sector cultural, tradicional uno de los grandes atractivos de Berlín. La ciudad planea recortar alrededor de 130 millones de euros del presupuesto cultural de 2025, lo que ha generado críticas y descontento entre los sectores que ven en esa medida una amenaza a la oferta cultural que distingue a la ciudad.
La conjunción de estos factores—menor presión turística, ambiente más grato, coste relativamente moderado y valor cultural—hace pensar a los gestores del sector que Berlín podría beneficiarse a largo plazo del cambio climático. Estudios de la Comisión Europea indican que las olas de calor están desplazando la preferencia turística hacia destinos más templados, lo que podría favorecer a ciudades del norte como Berlín, aunque aún no hay evidencia sólida de esta tendencia.
Para los responsables de VisitBerlin, la ciudad no padece sobrecarga turística. Según su portavoz, el amplio territorio urbano y la dispersión de atractivos contribuyen a una experiencia más equilibrada. Además, en verano, muchos berlineses abandonan la ciudad, lo que amplifica la sensación de amplitud y tranquilidad.
En conjunto, Berlín se presenta como una propuesta turística distinta: menos agobiante, más cultural y climáticamente más amable que los destinos del sur. Pero, para consolidarse como un referente sostenible, deberá superar desafíos como la recuperación de su conectividad aérea y el fortalecimiento de su oferta cultural. Al hacerlo, la ciudad no solo recuperará niveles previos a la pandemia, sino que podría redefinir el turismo europeo, posicionándose como lugar ideal para viajeros que buscan riqueza cultural, diversidad y descanso sin las multitudes que afectan a otras grandes capitales.