Medellín, por su parte, ha evolucionado de ciudad con pasado difícil a un ejemplo de transformación urbana y servicio médico de alta calidad. En los últimos años, la ciudad sumó más de 23 000 pacientes sometidos a procedimientos estéticos en 12 hospitales emblemáticos, dejando ingresos directos superiores a los 64 000 millones de pesos colombianos y generando empleo adicional en sectores como la hostelería y el transporte. Cifras del Cluster Medellín Health City indican que el turismo médico registró un crecimiento del 12 % en procedimientos y del 14 % en ingresos respecto a años anteriores.
Bogotá también destaca, con la mayor conectividad aérea del país y más de 40 grandes centros médicos en un radio reducido, lo que facilita segundas opiniones y atención de urgencia. Estos atributos dan a la capital una clara ventaja competitiva para atraer pacientes internacionales.
El modelo colombiano ha evolucionado más allá de la simple atención clínica: combina hospitalidad, logística y acompañamiento personalizado, incluyendo soporte en idioma del paciente, coordinación de seguros, seguimiento postoperatorio y alojamiento humanizado. Iniciativas como las lideradas por Fundación Valle del Lili o Club Ilar ejemplifican esta transformación de proyectos sociales a modelos empresariales eficientes y centrados en la experiencia del usuario.
Colombia se distingue frente a destinos como Costa Rica, Brasil o República Dominicana por ofrecer precios entre un 50 % y 70 % inferiores a los de EE. UU., manteniendo altos estándares y acreditaciones internacionales. Esa eficiencia de costos, unida a profesionales con formación internacional y tecnología avanzada, la convierten en una opción atractiva para cirugías estéticas, ortopedia, cardiología, procedimientos dentales o tratamientos de fertilidad.
La atención directa a ciudadanos de EE. UU. ha sido ejemplar. Un caso notable es el de una estadounidense que eligió una histerectomía en Medellín por 4 000 USD, ahorrando entre 15 000 y 40 000 USD que habría pagado en su país. La atención fue descrita como profesional, cálida y sin deudas médicas a su regreso.
Aunque el crecimiento ha sido exponencial, también surgen desafíos. Es vital garantizar la regulación de intermediarios, proteger los derechos de los pacientes internacionales y asegurar que el incremento del turismo médico no comprometa la atención local. Además, se recomienda adquirir seguros complementarios para emergencias, considerando que los procedimientos en Colombia requieren cuidado y respaldo legal en caso de complicaciones.
El Ministerio de Industria, Comercio y Turismo y ProColombia proyectan que para 2032 podrían recibirse hasta 2,8 millones de turistas médicos, generando ingresos por más de 6 300 millones de dólares. Ese crecimiento podría consolidar aún más el modelo de turismo médico como uno de los pilares económicos del país, diversificando su oferta y reforzando su capacidad internacional.
Colombia ha logrado posicionarse gracias a un crecimiento sostenido, infraestructura médica moderna, condiciones de precio competitivas y una cultura de atención centrada en el paciente. Frente a las nuevas restricciones y altos costos del sistema de salud estadounidense, miles de pacientes encuentran en ciudades como Cali, Medellín o Bogotá una alternativa segura, profesional y rentable. El resultado es una industria en expansión cuyo potencial supera con creces las fronteras nacionales y refuerza el rol del país en el turismo mundial.