El carácter innovador de CopenPay ha despertado un interés global. Según Søren Tegen Petersen, CEO de Wonderful Copenhagen, más de 100 organizaciones de ciudades y entidades turísticas de Europa, Asia y América del Norte han solicitado conocer los detalles del programa. Este modelo ha inspirado a otras ciudades europeas a explorar opciones similares.
En Berlín, por ejemplo, se prepara un programa para 2026 que recompense a los viajeros que opten por trenes para llegar, que alarguen sus estancias, elijan comidas basadas en plantas o participen en actividades sostenibles. Los participantes podrían recibir descuentos en museos, bicicletas gratuitas y comidas, todo gestionado mediante una aplicación móvil y un sistema de puntos.
En Bremen ya han iniciado una estrategia similar. Junto a Deutsche Bahn, ofrecen paquetes sorpresa con vales y obsequios locales a los turistas que llegan en tren. La idea es reforzar el uso del transporte sostenible desde el primer momento y posicionar la ciudad como destino comprometido con el medio ambiente.
Pero el impulso no se detiene ahí. Otros lugares como Helsinki también han mostrado interés en adoptar sistemas de recompensas que incentiven un turismo más ecológico. Asimismo, ejemplos anteriores en Europa revelan que la idea de premiar buenas prácticas ya estaba presente en otros contextos: en Londres, durante campañas como Plastic Free July, se ofrecían bebidas gratis a quienes participaban en limpiezas; en Suiza, el Swiss Travel Pass regala acceso a más de 500 museos y descuentos en trenes de montaña a quienes viajan en tren; y en Normandía, Francia, se aplican descuentos de al menos un 10 % en atracciones culturales a quienes se desplazan en medios de bajo impacto como bici, tren o autobús.
Este giro hacia un turismo que premia las buenas acciones no es una moda pasajera, sino una tendencia con múltiples beneficios. Por un lado, suaviza la gestión del turismo masivo sin recurrir a sanciones, y por otro, crea interacciones positivas entre visitantes y residentes. Además, permite a los destinos promover cambios reales en el comportamiento del viajero de forma divertida y accesible. Según analistas, estos esquemas están allanando el camino para que el turismo responsable se convierta en una norma más que en una excepción.
Ciudades como Copenhague, Berlín, Bremen y muchas otras están transformando su oferta turística. Reconocen que la sostenibilidad no solo es un compromiso ético, sino también una oportunidad para fidelizar viajeros y construir experiencias memorables con propósito. En lugar de imponer, incentivan; en lugar de restringir, recompensan. Este enfoque está redefiniendo lo que significa viajar hoy: disfrutar del destino, aportar positivamente y regresar a casa con una nueva forma de ver el mundo.