El auge del chocolate en Grenada se apoya en un modelo de producción ética y de origen único (single-origin), con un enfoque orgánico y sostenible que fortalece la economía local y preserva las tradiciones agrícolas. Según datos del gobierno, la isla cuenta con una de las mayores concentraciones de fábricas de chocolate per cápita en el mundo, con marcas como L’Esterre Chocolate que se suman a esta creciente reputación internacional.
La promoción oficial de esta identidad corre a cargo del primer ministro Dickon Mitchell, quien ha reforzado la marca “Chocolate Isle” como parte de la estrategia nacional para integrar agricultura y turismo. El objetivo es posicionar el cacao no solo como producto de exportación, sino como experiencia cultural capaz de atraer visitantes durante todo el año.
Uno de los eventos clave en esta agenda es el Festival del Chocolate de Grenada, que reúne a productores, chefs, artesanos y viajeros en una celebración que combina degustaciones, talleres, cenas temáticas y actividades en plantaciones. Este festival se ha convertido en una de las citas más esperadas del calendario turístico de la isla.
El sector hotelero también ha incorporado el chocolate como elemento diferenciador de su oferta. El resort Six Senses La Sagesse, inaugurado el año pasado en una de las playas más valoradas de la isla, ha desarrollado experiencias exclusivas centradas en el cacao. El programa “Reggae Fields Journey” conecta a los huéspedes con agricultores locales, quienes explican las técnicas de cultivo y guían en la elaboración de bolas de té de cacao. Por su parte, la experiencia “Time Travel: Ron y Chocolate” recorre puntos históricos como el antiguo Pearls Airport, la plantación Belmont Estate y la destilería River Antoine, donde los visitantes participan en catas y embotellados. Las tarifas en este complejo parten de los 630 dólares por noche.
Más allá del turismo gastronómico, el desarrollo del cacao en Grenada tiene un impacto social relevante. La creciente demanda de experiencias vinculadas a este producto ha generado empleo en zonas rurales, incrementado las oportunidades para jóvenes emprendedores y fortalecido la cooperación entre agricultores y empresas turísticas. Además, el énfasis en la producción orgánica y la trazabilidad ha permitido que el cacao grenadino obtenga reconocimiento en mercados internacionales especializados.
Con una combinación de paisajes tropicales, historia agrícola y excelencia en la producción, Grenada avanza hacia un posicionamiento firme como destino único para los amantes del chocolate. Su estrategia integra la tradición con la innovación, garantizando que cada visitante no solo disfrute de un producto de calidad, sino que comprenda la historia y el esfuerzo que hay detrás de cada tableta.
Los expertos coinciden en que esta apuesta no solo diversifica la oferta turística de la isla, sino que contribuye a consolidar una marca país con alto potencial de exportación y fidelización de visitantes. En palabras de productores locales, “Grenada no vende simplemente chocolate, ofrece una historia que se saborea”.
La “Isla del Chocolate” ya no es solo un concepto promocional: es una realidad que se vive en plantaciones, mercados, hoteles y festivales. Un destino donde el cacao es más que un producto: es parte del alma de la isla y una razón de peso para visitar el Caribe.