El desánimo se extiende al turismo internacional: más del 90 % de las empresas notan un descenso significativo en el gasto de visitantes extranjeros, y el 96 % observa cómo gran parte de ese poder de compra se está desviando hacia ciudades europeas como París o Milán. Estos datos se dan en un contexto global favorable: la inversión mundial del turismo internacional podría alcanzar los 2,1 billones de dólares en 2025.
A las dificultades provocadas por la eliminación del beneficio, se suman nuevos retos fiscales como el aumento de contribuciones patronales, lo que genera presión adicional sobre los costes operativos. Estos factores combinados han obligado a las empresas a ponderar recortes de empleo o incluso replantear sus estrategias de expansión.
La respuesta institucional no ha disipado las preocupaciones de los comerciantes. Aunque una portavoz del Tesoro británico se muestra optimista sobre el turismo internacional —y anuncia una nueva estrategia de estímulo para atraer a 50 millones de visitantes internacionales anuales de cara a 2030—, la realidad es que el sistema solo permite la devolución del IVA en compras enviadas directamente al país de origen del visitante, una opción que muchos consumidores encuentran poco práctica.
Frente a esta situación, NWEC y otras entidades empresariales insisten en que reinstaurar el beneficio fiscal sería una medida económica eficaz, de bajo coste para el Estado, y con un impacto directo en la competitividad del sector minorista. La reintroducción del incentivo no solo ayudaría a recuperar ventas, sino que también podría preservar empleos y estimular nuevas inversiones.
Diversos actores del sector del lujo han elevado estas demandas al ámbito político. Marcas de relojería, joyería y moda de alta gama han enviado cartas colectivas al Tesoro, argumentando que la ausencia del beneficio ha provocado un cambio en el comportamiento de los turistas de alto poder adquisitivo y debilitado su atractivo como destino de compras. Algunas han observado incrementos de ventas en otras capitales europeas, donde el reembolso de IVA aún está vigente. Por ejemplo, empresas como Hirsh London y Watches of Switzerland han reportado descensos significativos en ventas internacionales —del 30 % al 4 % en algunos casos comparando 2019 con 2024— mientras que otras, como Tag Heuer, han detectado un desplazamiento de clientes hacia Francia, Italia y Suiza.
También organizaciones como Walpole, que agrupan firmas de lujo británicas, sostienen que restablecer el reembolso del IVA sería una herramienta clave para recuperar la competitividad frente a destinos europeos, especialmente en un contexto de tensiones comerciales internacionales y aumento de aranceles. A pesar de ello, el Tesoro repite que no tiene planes inmediatos para restablecerlo, favoreciendo otras vías de crecimiento económico.
La nota clara y unánime de los protagonistas afectados es que la eliminación del IVA turístico ha sido una decisión costosa. El sector comercial del West End —junto a hoteles, restaurantes y ocio— vive un momento crítico que, según los datos, encuentra en la restauración del beneficio fiscal una acción válida, factible y estratégica para revitalizar el dinamismo económico de uno de los grandes atractivos del país.