Asimismo, se ha producido un aumento sustancial en la estancia media de los turistas y un mayor gasto por visitante, elementos que indican no solo una recuperación cuantitativa, sino también cualitativa. Ciudades como Marrakech, Fez, Casablanca, Agadir y Chefchaouen han registrado niveles de ocupación elevados, especialmente durante los periodos festivos y puentes internacionales, reflejando la creciente demanda de un turismo más auténtico, ligado a la cultura, la gastronomía y el patrimonio. El turismo interno también ha desempeñado un papel importante, al evidenciar un mayor interés de la población marroquí por descubrir su propio territorio, impulsado por políticas de movilidad nacional y ofertas adaptadas al viajero local.
El crecimiento sostenido del sector no solo impacta en los ingresos financieros, sino también en el empleo y en el desarrollo territorial. Miles de puestos de trabajo directos e indirectos se han mantenido y generado, particularmente en el sector hotelero, los servicios turísticos, el transporte, la restauración y el comercio local. El turismo se reafirma así como uno de los pilares clave para el desarrollo económico de Marruecos, contribuyendo a la cohesión social y a la reducción de desigualdades regionales.
El gobierno marroquí ha reiterado su compromiso con una visión de largo plazo para el turismo, alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y con una fuerte apuesta por la innovación, la sostenibilidad y la calidad del servicio. El Plan Nacional de Desarrollo Turístico prevé inversiones importantes en infraestructura, formación profesional, promoción digital e incentivos para el emprendimiento en zonas rurales, con el objetivo de fortalecer la competitividad del destino y mejorar la experiencia del visitante.
En paralelo, Marruecos está reforzando su presencia en redes internacionales de turismo, cooperación interregional y foros multilaterales, lo que le permite posicionarse como un actor de referencia en el Mediterráneo, el mundo árabe y el continente africano. Esta estrategia diplomática del turismo ha generado sinergias con otros sectores estratégicos como el transporte aéreo, la cultura, la artesanía y la tecnología, promoviendo un modelo de crecimiento integrador y sostenible.
La evolución positiva de los ingresos turísticos durante el primer semestre de 2025 augura un cierre de año aún más alentador, con proyecciones optimistas para la temporada de otoño-invierno, en la que Marruecos espera recibir una afluencia significativa de viajeros europeos, americanos y de la diáspora marroquí. Los grandes eventos culturales, deportivos y religiosos previstos para los próximos meses, junto con las condiciones climáticas favorables y una oferta hotelera cada vez más sofisticada, contribuyen a consolidar este escenario prometedor.
En un contexto internacional todavía incierto, Marruecos emerge como un ejemplo de estabilidad, planificación y capacidad de adaptación, demostrando que el turismo puede ser una palanca de transformación económica, social y cultural. Las cifras no solo celebran un logro coyuntural, sino que reflejan el fruto de una estrategia coherente y ambiciosa. Con un enfoque cada vez más orientado al valor añadido, la inclusión y la innovación, el país avanza con paso firme hacia una nueva etapa de liderazgo turístico regional e internacional.