El obispo de Oruro, Mons. Cristóbal Bialasik, lideró desde enero de 2024 la conformación de una comisión especial para sustentar la solicitud ante el Vaticano, compuesta por autoridades eclesiásticas, expertos en etnografía, folclore y arquitectura, y representantes del obispado. Ese trabajo culminó con la remisión del expediente al Nuncio Apostólico, tras lo cual la Conferencia Episcopal Boliviana otorgó el Nihil Obstat el 21 de febrero de 2025.
La comunidad orureña ha recibido con júbilo este reconocimiento. La Arquidiócesis de La Paz lo describió como un regalo del Papa al país en su Bicentenario, un simbolismo que fusiona lo espiritual y lo nacional. La Asociación de Conjuntos Folclóricos de Oruro (ACFO) también expresó su satisfacción, al igual que las autoridades municipales que han acompañado este momento junto al clero local. Además, el gobernador del departamento expresó que este estatus religioso también representa una renovación del compromiso institucional, anunciando un fondo de más de seis millones de bolivianos para impulsar la restauración y embellecimiento del Santuario.
Esta elevación adquiere aún más relevancia si se considera que el Carnaval de Oruro, la gran fiesta folklórica que moviliza a cientos de miles de peregrinos cada año, fue declarado Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la UNESCO. El Socavón, protagonista central de esa devoción, refuerza así su identidad multifacética como símbolo de fe, cultura y patrimonio.
Para expertos en turismo religioso, esta distinción abre la puerta a un nuevo circuito que combine elementos históricos, artísticos y espirituales. Juan Carlos Núñez, docente especializado en hotelería y turismo, sugiere que el Socavón podría integrarse en un recorrido que incluya Paria —la primera iglesia católica del territorio boliviano— y la Capilla Sixtina de Los Andes, en Curahuara de Carangas, generando una ruta con potencial multiplicador tanto para la economía local como para la cultura regional.
Ahora, el reto es coordinar esfuerzos entre autoridades eclesiásticas, empresas turísticas y gobierno para que la Basílica Menor del Socavón trascienda como símbolo de fe y se convierta en un motor de desarrollo para Oruro. Este enfoque integrador permitirá que Bolivia ofrezca al mundo no solo paisajes y festivales, sino rutas de devoción cargadas de historia, arte y espiritualidad.
Esta elevación no solo honra a la Virgen del Socavón, sino que reafirma el legado espiritual y cultural de Oruro y Bolivia. La nueva Basílica Menor es ahora un faro que ilumina el presente y proyecta una mirada renovada hacia el futuro, donde cada peregrino, turista o caminante pueda encontrarse con una historia viva, intensa y profundamente enraizada en la identidad del país.