El objetivo principal de esta medida es facilitar que los viajeros puedan utilizar sus fondos digitales de forma práctica y accesible para adquirir bienes y servicios en el país, sin necesidad de cambiar físicamente dinero en el extranjero. En palabras del ejecutivo, se busca crear un entorno donde los visitantes puedan “convertir sus activos digitales a bahts de forma cómoda y segura” y, al mismo tiempo, reforzar la competitividad del sector mediante la modernización de los métodos de pago.
No obstante, es importante aclarar que el proyecto no contempla el uso directo de criptomonedas como medio de pago en comercios, sino que la conversión debe realizarse en puntos específicos habilitados para este fin durante el piloto.
Esta iniciativa responde a un escenario global donde los turistas adoptan con creciente entusiasmo herramientas digitales para planificar y vivir su viaje; desde pagos electrónicos hasta reservas, pasando por la conversión de divisas digitales. Así, el país busca alinearse con estas tendencias, permitiendo a sus visitantes una experiencia más innovadora y atractiva, al tiempo que abre la puerta a nuevas oportunidades de inversión extranjera.
La medida adquiere especial relevancia tras una revisión a la baja de las expectativas de llegada de visitantes internacionales: si bien se estimaba recibir unos 40 millones de turistas este año, la previsión se ha ajustado a unos 33 millones de llegadas. Hasta el pasado 10 de agosto, Tailandia ya había sido visitada por más de 20,1 millones de personas, lo que subraya la necesidad de dinamizar el flujo de visitantes y fortalecer el atractivo del destino.
Para evaluar su eficacia, sostenibilidad y repercusiones financieras, el gobierno evaluará los resultados del piloto una vez transcurridos los 18 meses. Los criterios de valoración incluirán la comodidad para el turista, la agilidad en la conversión, así como el grado de cumplimiento de las regulaciones diseñadas para prevenir el lavado de dinero. Esto estará enmarcado dentro de un “estricto marco regulatorio”, con el fin de garantizar transparencia y seguridad en cada paso.
Este experimento marca un paso significativo que combina innovación tecnológica, control financiero y estímulo turístico. Al permitir la conversión de criptodivisas a moneda tradicional en un entorno regulado, el país abre canales adicionales para atraer a un perfil creciente de viajeros que manejan este tipo de activos, fortaleciendo así su competitividad en la región y posicionándose como un destino líder en la integración de finanzas digitales y turismo.