Las cifras económicas refuerzan la magnitud de este fenómeno. El turismo y los viajes pueden llegar a alcanzar una contribución de hasta 16 billones de dólares al PIB mundial en 2034, de acuerdo con estimaciones del Foro Económico Mundial. Este valor no solo ilustra el potencial del sector como generador de riqueza, sino también su papel fundamental como fuente de empleo, ingresos y desarrollo para millones de personas, especialmente en economías dependientes del turismo.
Junto a este crecimiento cuantitativo, el mercado turístico se está diversificando. Nuevos segmentos como el ecoturismo, con un crecimiento estimado del 14 % anual, y el turismo deportivo, que podría representar una industria de 1,7 billones de dólares hacia 2032, están ganando terreno. Esta evolución refleja una demanda cada vez más sofisticada, que va más allá de los viajes tradicionales y apuesta por experiencias sostenibles, deportivas y especializadas.
Sin embargo, este auge también demanda una mirada consciente y responsable. El crecimiento desmedido del turismo de masa conlleva riesgos importantes: presiones sobre los destinos, desequilibrios en comunidades receptoras, degradación ambiental y retos para la calidad de vida local. Expertos advierten que el sector debe orientar su expansión hacia modelos sostenibles que integren el respeto al entorno y a las poblaciones anfitrionas.
La gobernanza responsable del turismo se convierte así en un requisito ineludible. Destinos emergentes y consolidados, gobiernos y actores privados deben coordinarse para planificar y regular este crecimiento. Esto significa invertir en infraestructuras resilientes, diversificar productos turísticos, fomentar la formación local, promover prácticas responsables y establecer límites en itinerarios masificados. Solo así se podrá equilibrar la magnífica oportunidad económica con la preservación de los entornos que hacen posible esta industria.
El panorama para el turismo global hacia 2034 es alentador: 30 000 millones de viajes, aportes significativos al PIB mundial, protagonismo asiático, expansión de nichos emergentes y una consolidación de este sector como columna vertebral del crecimiento económico y social. No obstante, esa oportunidad solo será sostenible si se acompaña de estrategias que prioricen la sostenibilidad, la equidad y el bienestar de todos los involucrados. El desafío está servido, y también la oportunidad de construir un modelo turístico más justo, equilibrado y duradero.