El análisis diferencia claramente entre países con economías más consolidadas —como Indonesia, Tailandia y Malasia— y aquellos menos industrializados, como Camboya o Laos. En los primeros se observa mayor evidencia a favor del modelo TLG, donde el turismo es un motor del crecimiento económico. En los segundos, a menudo se encuentra respaldo al modelo EDTG, con el crecimiento económico allanando el camino al turismo mediante mejoras en infraestructura e inversión pública.
Las implicaciones son profundas desde el punto de vista político. Cuando en economías consolidadas el turismo estimula el crecimiento, conviene orientar las estrategias hacia la promoción turística, el fortalecimiento de servicios, y la integración de infraestructuras (transporte, digital). Pero en economías emergentes, donde el crecimiento económico impulsa el turismo, la clave está en fomentar políticas macroeconómicas sólidas, invertir en salud, educación, y mejorar la gobernanza para que el turismo emerja como una extensión del progreso general.
Este estudio también reafirma la coexistencia de ambas hipótesis—TLG y EDTG—en varios países de la ASEAN. Mientras que en economías más desarrolladas se da una causalidad bidireccional entre turismo y crecimiento, en las menos avanzadas el flujo tiende a ser unidireccional: el turismo impulsa la economía.
Además, la publicación destaca que el turismo tiene potencial para mejorar indicadores sociales más allá del PIB: generación de empleo, captación de divisas, impulso a la infraestructura y a la cultura local, así como una mayor equidad regional si se canaliza correctamente hacia zonas rurales o menos favorecidas. No obstante, advierte que un exceso de dependencia del turismo puede generar vulnerabilidades, como fugas de divisas o turismo insostenible, si no se acompaña con políticas sólidas de gobernanza.
Por último, el sofisticado uso del SEM en este contexto regional aporta una visión más holística y realista, al permitir modelar relaciones latentes entre variables observables y no observables, reflejando mejor la complejidad económica y social de cada país.
En conjunto, este estudio ofrece un marco analítico refinado que enfatiza que no existe una única fórmula aplicable a todos los países. Cada nación dentro de la ASEAN deberá evaluar su propio punto de partida y diseñar estrategias que aprovechen el turismo como catalizador del crecimiento o como beneficiario del avance económico general. Los hallazgos abren la puerta a políticas de desarrollo más matizadas y eficaces, capaces de adaptarse a las realidades y necesidades concretas de cada economía regional.
El estudio muestra que en las economías más desarrolladas del Sudeste Asiático el turismo actúa como motor del crecimiento, mientras que en las menos desarrolladas es el desarrollo económico el que impulsa al turismo. Esta dinámica dual requiere estrategias adaptadas: unas enfocadas en reforzar el turismo como sector activo, otras en consolidar primero la base económica para que luego surja un turismo sólido y sostenible.