La Lux Tour 2026, revelada el 4 de diciembre de 2025, comprende 42 actuaciones distribuidas por Europa, Estados Unidos, Canadá y América Latina. París, Lisboa, Ámsterdam, Berlín, Londres, Ciudad de México, São Paulo o Buenos Aires son algunas de las grandes capitales que forman parte del calendario. En España, el impacto se multiplica gracias a ocho conciertos confirmados: cuatro en Madrid, en el Movistar Arena, y cuatro en Barcelona, en el Palau Sant Jordi. Teniendo en cuenta la magnitud del espectáculo y la legión internacional de seguidores que acompaña a la artista, estas ciudades experimentarán un notable flujo de turistas culturales durante varios meses.
Las cifras ponen de manifiesto que el atractivo no reside únicamente en el show musical, sino en la experiencia integral que los viajeros buscan: una escapada urbana que combina ocio, gastronomía, cultura y la emoción del concierto. Agencias y operadores turísticos ya observan este comportamiento como una oportunidad para diseñar paquetes combinados —vuelo, alojamiento y entrada— que permitan aprovechar un segmento en rápido crecimiento. El hecho de que la demanda empiece a dispararse incluso antes de la venta oficial de tickets demuestra la anticipación con la que se mueven los fans y la enorme capacidad de arrastre que generan estos eventos.
Desde la perspectiva de los destinos, el turismo impulsado por conciertos supone tanto un estímulo como un desafío. Por un lado, representa un aumento directo de pernoctaciones, consumo en restauración, uso del transporte local y dinámica comercial en zonas urbanas. Por otro, obliga a reforzar infraestructuras, equilibrar los picos de demanda y asegurar una experiencia de calidad para visitantes y residentes. No obstante, la experiencia de grandes ciudades europeas y americanas demuestra que estas oleadas turísticas, aunque concentradas en periodos cortos, tienen un efecto positivo en la economía local y en la proyección internacional del destino.
La relación entre música y turismo ha ido evolucionando con fuerza en la última década. Lo que antes se consideraba un fenómeno esporádico, hoy es un segmento consolidado que compite con otras motivaciones de viaje. En un mundo hiperconectado, donde las decisiones se toman con rapidez y se comparten al instante, el anuncio de un tour mundial como el de Rosalía se convierte en un catalizador inmediato de desplazamientos, búsquedas y reservas. Las redes sociales, por su parte, amplifican el entusiasmo y generan una narrativa colectiva que empuja a miles de personas a viajar no solo para ver el concierto, sino para formar parte del acontecimiento cultural que lo rodea.
La Lux Tour 2026 no es únicamente un hito en la carrera de Rosalía, sino también un ejemplo claro de cómo los grandes eventos musicales se han convertido en un motor estratégico para el desarrollo turístico. Al activar vuelos, hoteles, restaurantes y servicios complementarios, estos espectáculos redefinen la relación entre cultura y economía urbana, proyectando a los destinos como escenarios globales de experiencias memorables. Y mientras el mundo espera la apertura oficial de la venta de entradas, ya se perfila una temporada intensa de viajes que confirma que la música, además de emocionar, mueve fronteras.