Su popularidad responde a la necesidad de optimizar el retorno de la inversión destinado a la movilidad corporativa, reduciendo tiempos improductivos sin renunciar a la presencia física en momentos clave de negocio. Este enfoque también está alineado con un uso más racional de los recursos y el tiempo del personal, factores que pueden impactar positivamente en la productividad global de las organizaciones.
La sostenibilidad emerge como otro pilar ineludible en la definición de los viajes corporativos del futuro. Integrar criterios ambientales, sociales y de buen gobierno (ESG) en las políticas de movilidad ya no es una opción secundaria, sino una prioridad explícita para muchas compañías. En este contexto, la planificación anticipada y la elección consciente de medios de transporte menos intensivos en emisiones —como el tren frente al avión en trayectos cortos cuando es viable— forman parte de un marco estratégico más amplio orientado a reducir la huella de carbono generada por las actividades empresariales. Esta tendencia responde tanto a las expectativas de los grupos de interés internos y externos como a los marcos regulatorios y de reporte que exigen cada vez más transparencia en las prácticas de sostenibilidad corporativa.
La tecnología se coloca en el centro de este cambio estructural, actuando como facilitador esencial para gestionar la complejidad creciente de los programas de viajes corporativos. Más del 60 por ciento de los responsables de viajes y movilidad empresarial ya invierte en soluciones tecnológicas avanzadas que automatizan procesos, reducen la complejidad operativa y permiten una gestión más ágil y eficiente de los desplazamientos profesionales. Entre las herramientas destacadas se encuentran los asistentes inteligentes basados en inteligencia artificial —conocidos en algunos entornos como AI-butlers— capaces de gestionar políticas de viaje, reservas, cambios y optimización de costes de forma autónoma. Estas tecnologías no solo liberan tiempo para que los gestores se enfoquen en prioridades estratégicas, sino que también mejoran la experiencia del viajero corporativo al ofrecer soluciones más personalizadas y reactivas.
El concepto tradicional de bleisure, la combinación de viaje de negocios y ocio, también está evolucionando hacia un modelo más integrado que prioriza el bienestar del empleado sin incrementar los costes para las empresas. Este enfoque, a veces denominado bleisure-biz, incorpora momentos de descanso y desconexión dentro de los propios viajes corporativos y se presenta como una herramienta eficaz para mejorar la satisfacción y el equilibrio personal de los trabajadores, así como para fortalecer la retención del talento en las organizaciones.
Paralelamente, la flexibilidad se convierte en un atributo esencial del nuevo ecosistema de viajes corporativos. Las empresas están adoptando modelos de movilidad que permiten modificar o cancelar viajes sin fricciones, respondiendo con rapidez a imprevistos y ajustándose a escenarios cambiantes, ya sea por razones de negocio, condiciones sanitarias o factores externos como el clima o la logística de eventos. Esta capacidad de adaptación no solo mejora la resiliencia operativa sino que también contribuye a reducir el estrés y la incertidumbre asociados con la movilidad profesional.
La convergencia de viajes exprés, sostenibilidad y tecnología está configurando un nuevo paradigma para los viajes corporativos. Este paradigma abandona la visión tradicional centrada exclusivamente en la presencia física y el costo inmediato, y se orienta hacia un modelo más estratégico, eficiente y responsable. Las organizaciones que adopten estas tendencias podrán no solo optimizar sus resultados financieros y operativos, sino también aportar valor al bienestar de sus empleados y al cumplimiento de sus compromisos ambientales, sociales y de gobernanza. Este enfoque integral será, sin duda, un factor diferenciador en la competitividad de las empresas en un entorno global cada vez más exigente y dinámico.