La IATA ha subrayado que estos bloqueos no solo vulneran los compromisos asumidos por los gobiernos bajo tratados internacionales y acuerdos bilaterales, que garantizan la libre transferencia de ingresos en divisas, sino que también agravan la fragilidad financiera de las aerolíneas, que operan en un entorno de márgenes reducidos y costes elevados, muchos de ellos denominados en dólares estadounidenses. La incapacidad de repatriar ingresos impacta directamente en la capacidad de las compañías de pagar combustible, arrendamientos, mantenimiento, salarios y otros gastos operativos críticos, lo que puede traducirse en recortes de rutas, aumento de tarifas y disminución de la conectividad aérea.
Entre los países con mayores cantidades de fondos bloqueados, Argelia encabeza la lista con 307 millones de dólares retenidos, seguido por la denominada zona XAF —que incluye Camerún, República Centroafricana, Chad, República del Congo, Guinea Ecuatorial y Gabón— con 179 millones de dólares, y Líbano con 138 millones de dólares. Otros países con montos relevantes de ingresos retenidos son Mozambique con 91 millones de dólares, Angola con 81 millones, Eritrea con 78 millones, Zimbabue con 67 millones, Etiopía con 54 millones, Pakistán con 54 millones y Bangladesh con 32 millones de dólares. Este grupo de diez naciones concentra alrededor del 89 % del total de fondos bloqueados a nivel mundial.
La condena de IATA se extiende a los mecanismos de control de divisas y las políticas gubernamentales que, según la organización, obligan a las aerolíneas a navegar procesos prolongados, inconsistentes o excesivamente complejos para obtener autorizaciones de repatriación, además de limitar la disponibilidad de moneda extranjera por medio de decisiones de política monetaria o prioridades de asignación. Este entorno se traduce en un riesgo adicional de tipo de cambio debido a que las divisas locales pueden depreciarse mientras los fondos permanecen bloqueados, reduciendo el valor real de los ingresos de las aerolíneas.
IATA, que representa a unas 360 aerolíneas que en conjunto concentran aproximadamente el 80 % del tráfico aéreo mundial, ha reiterado su llamado a los gobiernos para que eliminen todas las restricciones sobre la repatriación de ingresos y honren los compromisos establecidos en acuerdos internacionales y tratados. El director general de la asociación, Willie Walsh, ha señalado que garantizar el acceso a ingresos denominados en dólares no solo es vital para la supervivencia financiera de las aerolíneas, sino que también beneficia a las economías receptoras al mantener y fomentar la conectividad, el turismo, el comercio y el empleo.
Los analistas del sector advierten que mantener bloqueados estos fondos puede tener efectos prolongados y sistémicos. Si las aerolíneas no pueden acceder a sus ingresos, se pueden ver forzadas a reducir frecuencia de vuelos o suspender operaciones en mercados afectados, lo que a su vez puede elevar los precios para los consumidores y debilitar la estructura de rutas internacionales. Además, la percepción de riesgo asociada con países que han demostrado historial de bloqueo de fondos puede desincentivar futuras inversiones en infraestructura aérea y rutas nuevas, afectando el crecimiento del sector en regiones ya vulnerables.
Mientras algunos países han logrado mejorar ligeramente su situación, reduciendo el volumen de ingresos bloqueados, la IATA enfatiza que la persistencia de controles de divisas estrictos y las barreras burocráticas continúan imponiendo una carga significativa sobre las aerolíneas globales. La organización sostiene que una solución sostenible pasa por la cooperación entre gobiernos, bancos centrales y actores de la industria, con el objetivo de asegurar que los acuerdos bilaterales se apliquen de forma efectiva y que las aerolíneas puedan operar con previsibilidad financiera y estabilidad en un entorno económico mundial que sigue enfrentando retos derivados de fluctuaciones de mercado, presiones inflacionarias y otros factores macroeconómicos.
Los 1.200 millones de dólares en ingresos bloqueados representan un desafío estructural para la aviación internacional, con implicaciones que van más allá de las cifras económicas inmediatas, afectando la conectividad global, la competitividad de mercados y la capacidad de las aerolíneas de sostener sus operaciones y planes de expansión.