La decisión de buscar una nueva base responde, según ha trascendido, a la necesidad de reducir costes operativos, ganar eficiencia administrativa y situarse en un entorno que favorezca una mayor conectividad internacional. En este sentido, el análisis no se limita a variables económicas, sino que incorpora factores como la facilidad para atraer talento internacional, los marcos regulatorios, la estabilidad institucional, la calidad de vida para los equipos profesionales y la proximidad a centros de decisión política y económica relacionados con el turismo y los viajes.
Desde el WTTC se ha subrayado que el proceso se está desarrollando con criterios de transparencia y rigor, y que la elección final tendrá en cuenta la capacidad de la ciudad anfitriona para apoyar la misión de la organización en un momento clave para el sector. El turismo mundial se encuentra inmerso en una etapa de transformación profunda, marcada por la digitalización, la sostenibilidad, la gestión responsable de los flujos turísticos y la necesidad de generar un impacto económico y social más equilibrado en los destinos.
Barcelona y Madrid destacan por su posicionamiento como grandes hubs turísticos y de negocios, con una amplia red de conexiones aéreas y una sólida experiencia en la organización de eventos internacionales. Ambas ciudades han reforzado en los últimos años su apuesta por un modelo turístico más sostenible y diversificado, lo que las sitúa como candidatas con una narrativa alineada con los objetivos estratégicos del WTTC. Además, España mantiene un peso significativo en el turismo global, tanto por volumen como por capacidad de innovación en políticas públicas y gestión de destinos.
Por su parte, Dubái se presenta como un enclave estratégico entre Europa, Asia y África, con un entorno altamente favorable para organizaciones internacionales y una clara orientación hacia el crecimiento del turismo y los viajes como motor económico. La ciudad ha demostrado una gran capacidad para atraer sedes corporativas y eventos globales, apoyándose en un marco fiscal competitivo y en una infraestructura de primer nivel. Este posicionamiento refuerza su candidatura como plataforma desde la que el WTTC podría ampliar su influencia en mercados emergentes.
París, Milán y Ginebra aportan perfiles complementarios. La capital francesa combina su liderazgo turístico con una fuerte presencia institucional y diplomática, mientras que Milán destaca como centro económico y empresarial con creciente protagonismo en el ámbito del turismo urbano y de negocios. Ginebra, por su parte, ofrece un entorno consolidado para organizaciones internacionales, con una tradición de gobernanza global y una ubicación estratégica en el corazón de Europa.
La decisión final sobre la nueva sede del WTTC tendrá implicaciones más allá del ámbito interno de la organización. La ciudad elegida reforzará su visibilidad internacional como centro de pensamiento, diálogo y liderazgo en turismo, al tiempo que se beneficiará de la actividad institucional, los encuentros de alto nivel y las relaciones globales que genera el Consejo. En un contexto en el que el turismo busca redefinir su papel como sector estratégico para el desarrollo económico y social, la ubicación de una entidad como el WTTC adquiere un valor simbólico y operativo de primer orden.
Se espera que el WTTC anuncie su decisión en los próximos meses, una vez concluidos los análisis técnicos y las rondas finales de evaluación. Hasta entonces, el proceso continúa despertando un notable interés en la industria turística internacional, consciente de que este movimiento refleja no solo un cambio de sede, sino una adaptación estratégica a los retos y oportunidades que definirán el futuro del turismo global.