Alemania, por su parte, contribuye con más de 5,5 millones de viajes de lujo anuales, con un gasto promedio de 8.800 euros por viaje. Los turistas alemanes suelen optar por destinos en Europa y Asia, buscando calidad, sostenibilidad y autenticidad en sus experiencias. Valoran la atención al detalle y buscan combinar lujo con cultura y naturaleza.
El auge del turismo de lujo se debe en parte al crecimiento sostenido de la riqueza mundial, especialmente entre individuos de alto patrimonio neto. Se prevé que para 2030, el número de millonarios continúe en aumento, impulsando aún más la demanda de productos y servicios turísticos de lujo. Además, este tipo de turismo ha trascendido las élites tradicionales, atrayendo a viajeros que buscan experiencias especiales y están dispuestos a invertir en ellas, aunque sea de manera ocasional.
En los últimos años, el turismo de lujo ha evolucionado significativamente. Los viajeros ya no se conforman solo con alojarse en hoteles de cinco estrellas o volar en primera clase; ahora buscan experiencias únicas y personalizadas que les permitan conectarse de manera más profunda con los destinos. Actividades como tours privados, cenas exclusivas con chefs reconocidos, visitas a sitios patrimoniales fuera del horario habitual y servicios de conserjería personalizados son altamente valoradas.
Destinos emergentes como Emiratos Árabes Unidos, Tailandia y Grecia han capitalizado este crecimiento invirtiendo en infraestructura de alta gama. Estas regiones ofrecen no solo servicios de lujo, sino también seguridad y atractivo para turistas de alto poder adquisitivo. Por ejemplo, Dubái se ha consolidado como un destino líder en turismo de lujo gracias a sus exclusivas instalaciones hoteleras, centros comerciales de lujo y experiencias únicas como safaris por el desierto o eventos internacionales de alto nivel.
La sostenibilidad también juega un papel crucial en el turismo de lujo actual. Los viajeros son cada vez más conscientes del impacto ambiental de sus viajes y buscan opciones que sean sostenibles sin sacrificar el confort ni la exclusividad. Muchos destinos están invirtiendo en el desarrollo de hoteles ecológicos, actividades respetuosas con el medio ambiente y programas de conservación que atraen a este tipo de turista.
A nivel global, el gasto en lujo ha mostrado una notable estabilidad, impulsado en gran medida por el apetito de los consumidores por experiencias de primer nivel. Sin embargo, en los dos últimos años, 50 millones de consumidores han optado por abandonar la categoría de bienes de lujo o se han visto obligados a hacerlo. Esto es una señal importante para las marcas de que es hora de reajustar sus propuestas de valor para recuperar clientes, sobre todo los más jóvenes.
En cuanto a las categorías de lujo, las experiencias siguen manteniendo su tracción a medida que los consumidores desplazan el gasto hacia viajes y eventos sociales, favoreciendo la personalización y el bienestar por encima de los bienes tangibles. Al mismo tiempo, yates, coches y jets están despertando un gran interés en los clientes con un alto poder adquisitivo.
Productos de belleza, especialmente fragancias, continúan atrayendo ventas debido a que los consumidores se inclinan por "pequeños caprichos". Las gafas también experimentan un impulso positivo, donde las personas se sienten atraídas por una mayor creatividad de las marcas y firmas especializadas de gama alta.
La joyería se mantiene fuerte, especialmente la alta bisutería, por un comportamiento positivo en el mercado estadounidense. Mientras tanto, los relojes, productos de cuero y los zapatos han experimentado una ralentización a medida que los consumidores reducen sus compras y se muestran cada vez más selectivos, aunque los pequeños accesorios de cuero y los artículos de iniciación siguen interesando a la Generación Z.