La práctica de registrar embarcaciones en países con regulaciones fiscales más laxas, conocidos como paraísos fiscales, ha sido una estrategia común entre las principales compañías de cruceros. Empresas como Royal Caribbean Cruises, Norwegian Cruise Line y Carnival Corporation, aunque tienen sus sedes operativas en Estados Unidos, están incorporadas en jurisdicciones extranjeras. Esto les permite acogerse a la Sección 883 del Código de Rentas Internas de EE.UU., que exime de impuestos a las corporaciones extranjeras dedicadas a operaciones internacionales de barcos o aeronaves. Como resultado, estas compañías han mantenido tasas impositivas efectivas por debajo del 2% en los últimos cinco años.
La Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA) ha respondido a las declaraciones de Lutnick, afirmando que las compañías de cruceros ya contribuyen significativamente a la economía estadounidense. Según CLIA, estas empresas pagan aproximadamente 2.500 millones de dólares en impuestos y tasas en Estados Unidos, lo que representa el 65% de los impuestos totales que abonan las líneas de cruceros a nivel mundial.
A pesar de estas afirmaciones, el anuncio de posibles cambios fiscales ha tenido un impacto inmediato en el mercado bursátil. Las acciones de las principales compañías de cruceros experimentaron caídas notables tras las declaraciones de Lutnick. Carnival Corporation vio una disminución del 5,9% en sus acciones, mientras que Royal Caribbean y Norwegian Cruise Line registraron descensos del 7,6% y 4,9%, respectivamente.
Analistas del sector señalan que, aunque esta no es la primera vez que se propone una reforma fiscal para las compañías de cruceros, implementar cambios significativos podría enfrentar desafíos legales y prácticos. La estructura regulatoria actual está respaldada por tratados internacionales y acuerdos que podrían complicar la aplicación de nuevas políticas tributarias. Además, las empresas argumentan que, aunque pagan bajas tasas de impuestos corporativos, contribuyen de otras maneras, como mediante el pago de tasas portuarias y la generación de empleo en Estados Unidos.
La administración Trump ha manifestado su compromiso de revisar y ajustar las políticas fiscales para garantizar una competencia justa y equitativa. Este enfoque forma parte de una serie de medidas destinadas a reformar el sistema tributario y comercial del país, buscando priorizar los intereses económicos nacionales y asegurar que todas las empresas que operan en Estados Unidos contribuyan adecuadamente al erario público.
La propuesta de gravar a las compañías de cruceros que operan bajo banderas extranjeras representa un esfuerzo por parte de la administración Trump para cerrar lagunas fiscales y garantizar que estas empresas aporten su justa parte en impuestos. Aunque la iniciativa ha generado reacciones mixtas y ha influido en el comportamiento del mercado bursátil, refleja una intención clara de reformar aspectos del sistema fiscal que han permitido a ciertas corporaciones minimizar sus obligaciones tributarias en Estados Unidos.