El impacto será notable, especialmente para quienes viajan con frecuencia al continente. Los ciudadanos de más de 60 países —que actualmente no necesitan visado para entrar en el espacio Schengen por estancias cortas— deberán ajustarse a este nuevo sistema, que incluye la introducción del ETIAS (Sistema Europeo de Información y Autorización de Viajes), previsto para entrar en vigor a mediados de 2026. Aunque en su origen esta autorización tenía un coste estimado de 7 euros, la Comisión Europea ha confirmado que la tarifa ascenderá a 21 euros, triplicando el importe inicial. El documento será obligatorio para todos los mayores de 18 años y tendrá una validez de tres años o hasta que expire el pasaporte del titular.
Ambos mecanismos —EES y ETIAS— se inspiran en modelos ya aplicados por otras potencias, como el ESTA de Estados Unidos o el eTA de Canadá, y su implementación ha sido objeto de debate durante los últimos años, tanto por cuestiones técnicas como por su impacto sobre el turismo y la movilidad internacional. Si bien las autoridades europeas insisten en que estos sistemas no sustituyen a los visados, ni afectan los derechos de libre circulación de los ciudadanos comunitarios, sí representan un endurecimiento significativo de los procedimientos para los viajeros de terceros países, incluso aquellos que no requieren visa.
Los principales organismos turísticos han expresado cierta preocupación por los efectos de estas medidas sobre la experiencia del viajero y la fluidez de los desplazamientos. Algunos operadores temen que las nuevas tecnologías, aunque orientadas a mejorar la seguridad, puedan generar colas más largas, errores en el procesamiento de datos o incluso situaciones de confusión en aeropuertos y pasos fronterizos. Asimismo, el incremento del coste del ETIAS ha sido criticado por organizaciones del sector, que consideran que esta subida podría desincentivar a determinados perfiles de viajeros, especialmente a jóvenes o a quienes visitan Europa con fines culturales o educativos.
No obstante, las instituciones europeas insisten en que el nuevo sistema permitirá a largo plazo agilizar los procesos, reducir la burocracia, evitar abusos y ofrecer una mayor transparencia en la gestión de las fronteras exteriores. La digitalización, aseguran, es un paso imprescindible para adaptar el control migratorio a los desafíos del siglo XXI y responder de forma coordinada a fenómenos como el aumento del turismo internacional, la movilidad global o los riesgos asociados al crimen organizado y al terrorismo.
Desde ya, se recomienda a los viajeros informarse con antelación sobre los requisitos de entrada a cada país del espacio Schengen, revisar la vigencia de sus documentos y familiarizarse con los nuevos procedimientos que entrarán en vigor progresivamente. La implementación del EES está prevista para octubre de este año, mientras que el ETIAS será obligatorio a partir de 2026, aunque se habilitará un período de transición para facilitar la adaptación de pasajeros y autoridades fronterizas.
Europa avanza así hacia un modelo más tecnificado, seguro y estructurado en materia de movilidad internacional, pero también más exigente. Un equilibrio delicado entre el control necesario y la hospitalidad esperada, en un momento en que el turismo vuelve a crecer con fuerza tras años de incertidumbre global.