Tal estrategia combinada —alianza exterior con estímulo fiscal doméstico— se refleja en una clara aceleración, no solo del flujo de visitantes, sino también en la composición del turista medio que elige Portugal. Según fuentes del sector, el turista que opta por compras libre de impuestos gasta hasta un 30 % más en promedio que otros visitantes, lo cual supone un impacto directo en la economía local, fortalece el empleo y ofrece recursos para invertir en infraestructuras turísticas y servicios.
A este impulso se suma la decisión de integrar nuevas rutas aéreas con países aliados, facilitando el acceso desde mercados de origen estratégicos. Más conexiones aéreas significan mayor capacidad de captación de turistas y también una mejor conectividad regional, que beneficia a destinos más allá de las capitales tradicionales. Instituciones públicas y operadores turísticos han coordinado esfuerzos para tejer esa red de transporte, con un enfoque claro en potenciar el turismo interior y regional.
El resultado es un círculo virtuoso: cada factura libre de impuestos genera datos que permiten afinar las políticas turísticas, ajustando la oferta comercial y cultural a las tendencias y gustos del visitante. En el horizonte, los planes incluyen extender el programa a ciudades de menor tamaño, zonas rurales y regiones periféricas, para que el beneficio económico se distribuya aún más ampliamente —más allá de los centros urbanos tradicionales.
Este renovation del sector turístico se enmarca dentro de una estrategia más amplia de desarrollo sostenible. Con planes de inversión que integran criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza), Portugal busca que el turismo de compras no genere presión sobre los recursos naturales ni sacrifique la calidad de vida local. La meta es generar valor económico sin comprometer el bienestar de las comunidades y el patrimonio cultural.
Por otro lado, la cooperación internacional se fortalece. En encuentros de la Organización Mundial del Turismo (OMT) y foros bilaterales, Portugal ha compartido su experiencia para que otros destinos con políticas fiscales similares puedan aprender y adaptar sus programas. A su vez, este enfoque ha permitido compartir mejores prácticas en gestión de compras, tecnologías de reembolso y control, con un intercambio muy valioso entre administraciones públicas, operadores privados y el sector del retail.
Pese a este panorama optimista, aún existen desafíos. La aplicación eficaz del sistema de devolución fiscal requiere mejoras continuas en la formación de funcionarios, la digitalización de procesos y la sensibilización de los comerciantes. Además, es clave garantizar que los beneficios lleguen también a las economías locales y evitar que se concentren únicamente en las grandes cadenas o zonas turísticas. La alineación entre incentivos fiscales y desarrollo territorial debe continuar siendo prioritaria.
Portugal no solo está capitalizando su atractivo tradicional como destino turístico, sino que está inmerso en una renovación profunda de su oferta. La conjunción entre RESTO DE PAÍSES ALIADOS y un sistema fiscal atractivo ha encendido una nueva etapa: el turismo de compras libre de IVA ha dejado de ser una ventaja marginal para convertirse en un pilar de la estrategia turística nacional. El futuro inmediato apunta a un Portugal más conectado, diversificado, sostenible y competitivo en la escena global.