En medio de este panorama, destaca el auge de una modalidad de viaje: el crucero. En 2024, un récord de 3,8 millones de alemanes embarcó en rutas fluviales y marítimas, una cifra que apunta a seguir creciendo en 2025. La búsqueda de destinos culturales y relajantes, junto al auge de los paquetes mixtos (vuelo más crucero, por ejemplo), está impulsando este segmento con fuerza.
Aunque los clásicos mediterráneos siguen encabezando las preferencias —Turquía como destino estrella, seguida de España y Grecia—, la creciente sensibilidad ante los costes está empujando a muchos viajeros a considerar alternativas como Bulgaria, Egipto o Túnez, más asequibles pero aún con atractivos de sol y cultura. Pese a ello, el gasto turístico global crece, aunque la presión inflacionaria puede frenar esta tendencia si la situación económica no mejora.
Este creciente interés no ha pasado inadvertido para los destinos turísticos españoles, especialmente Canarias y Andalucía. Durante la feria ITB de Berlín, la comunidad canaria informó de un récord de 2,8 millones de turistas alemanes en 2024, un incremento del 6,4 % respecto a los niveles prepandemia. En 2025, la capacidad aérea programada hacia las islas es un 15 % mayor, lo que ratifica la apuesta por consolidar a Alemania como emisor clave. Paralelamente, en Berlín se destacó también la apuesta andaluza ante representantes de la DRV, TUI y ADAC Reisen, que confirmaron un crecimiento proyectado del 8 % en plazas aéreas para el primer semestre y entre 10 y 12 % en el segundo. Además, ambos destinos están virando hacia un turismo de mayor calidad y sostenible.
No obstante, el optimismo no es uniforme en toda Alemania. Una encuesta del ADAC Travel Monitor revela que para uno de cada tres alemanes el ahorro se ha convertido en una prioridad. En 2025 se estima que el 32 % no podrá permitirse unas vacaciones, frente al 17 % en 2022. La realidad económica doméstica, con menos renta disponible debido a la inflación, exige a los viajeros un equilibrio entre deseo de viaje y capacidad real de gasto.
Por otra parte, tan solo el 20 % de los turistas alemanes estaría dispuesto a pagar más por opciones sostenibles, como alojamiento ecológico o productos locales. Aunque la conciencia ambiental crece, el bolsillo sigue siendo el árbitro final en muchas decisiones de viaje.
Este boom alemán representa una oportunidad de primer orden para las agencias de viajes, los turoperadores y los destinos receptores. La creciente planificación anticipada facilita a operadores y proveedores ajustar su oferta y optimizar la ocupación. España, especialmente Canarias y Andalucía, se encuentra en una posición privilegiada para atraer a este emisor robusto, pues pueden combinar oferta climática, cultural y de calidad que los viajeros alemanes valoran. Además, la apuesta por la sostenibilidad puede convertirse en un factor diferenciador, incluso si el consumidor medio no está dispuesto a pagar más por ello.
Las previsiones optimistas descansan sobre la premisa de que la economía europea y alemana no sufran un deterioro significativo. Si la situación macroeconómica se estabiliza, los 85 000 millones en gasto global y los 40 000 millones en viajes organizados no solo serán alcanzables, sino que podrían superarse. En cambio, si la inflación se prolonga o se agravara una recesión, parte de ese crecimiento podría diluirse.
2025 pinta como un año excepcional para el turismo alemán, caracterizado por un fuerte impulso en los viajes organizados y cruceros, una firme preferencia por el Mediterráneo y un creciente cuidado en el gasto. Las incertidumbres macroeconómicas generan una sombra, pero la demanda por experiencias vacacionales con calidad y control sigue siendo el motor del mercado. España, por su parte, está bien posicionada para capitalizar este boom, siempre que acierte con la excelencia operativa y la oferta de destinos auténticos y sostenibles.