El WTTC recuerda que la industria turística fue una de las más golpeadas por la pandemia de COVID-19, con millones de empleos perdidos y un retroceso drástico en los ingresos de sectores como la hostelería, el transporte y los servicios asociados. Actualmente, el repunte del turismo ha sido una señal alentadora de recuperación global. Según datos del propio organismo, el sector aporta el 9,1% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial y genera cerca de 348 millones de empleos directos e indirectos, lo que equivale a uno de cada diez puestos de trabajo en el planeta.
Simpson enfatizó que muchas de las personas que hoy critican el turismo fueron también beneficiadas por su actividad directa o indirectamente, y que es necesario mantener una visión equilibrada y constructiva. “Entendemos las preocupaciones sobre el exceso de visitantes en ciertos puntos, pero el camino no es cerrar las puertas, sino gestionar mejor. La solución está en el turismo inteligente, la digitalización, la diversificación de flujos y la cooperación entre el sector público y privado”, añadió.
La organización internacional también hizo un llamado a los gobiernos locales para que inviertan en infraestructura, servicios y estrategias de gestión de visitantes que eviten la saturación y protejan tanto los entornos naturales como la calidad de vida de los residentes. En lugar de implementar medidas restrictivas que afecten la economía local, el WTTC aboga por políticas que incentiven la sostenibilidad, como tasas turísticas bien diseñadas, límites dinámicos de capacidad y educación para visitantes y anfitriones.
El Consejo destacó que en muchos destinos el turismo ha permitido rescatar tradiciones, revitalizar comunidades rurales y financiar la conservación de parques nacionales y patrimonios culturales. En este sentido, recordó que el sector turístico no debe ser tratado como un problema en sí mismo, sino como una oportunidad para aplicar modelos más responsables y participativos.
Asimismo, la declaración subrayó el compromiso del WTTC con la sostenibilidad y la transición hacia un modelo turístico resiliente. En los últimos años, la organización ha liderado iniciativas para medir el impacto ambiental del turismo, fomentar las inversiones verdes y establecer estándares comunes de sostenibilidad en colaboración con empresas y gobiernos.
Finalmente, Simpson reiteró que “el turismo no es el enemigo”, sino una herramienta que, bien gestionada, puede contribuir al desarrollo armonioso de los destinos. “En lugar de alimentar el rechazo, debemos fortalecer el diálogo. Solo así lograremos un turismo que funcione para todos: visitantes, residentes, empresarios y el planeta”, concluyó.
Con esta declaración, el WTTC busca no solo responder a las manifestaciones recientes, sino también abrir un espacio de reflexión sobre el presente y el futuro de la actividad turística global. Lejos de minimizar las críticas, el organismo invita a transformarlas en propuestas concretas y colaborativas que garanticen la viabilidad del turismo como una fuerza positiva para la sociedad.