El turismo de bienestar también ha cobrado relevancia, respondiendo a la necesidad de desconexión y renovación de muchos viajeros. Desde opciones básicas hasta servicios premium, Colombia ofrece una amplia gama de experiencias en spas, retiros de yoga y actividades en la naturaleza. Destinos como el Parque Nacional Natural Tayrona, San Andrés, el Eje Cafetero y Putumayo se destacan por su oferta en hotelería enfocada en el bienestar, gastronomía saludable y termalismo.
Para los más aventureros, Colombia se posiciona como un destino ideal para la práctica de deportes extremos como el trekking, ciclismo de montaña, parapente y buceo. La geografía diversa del país ofrece escenarios únicos para estas actividades, atrayendo a turistas que buscan emociones fuertes y contacto directo con la naturaleza. ANATO resalta a Colombia como un lugar atractivo para el ciclismo y el running, disciplinas que han ganado popularidad en los últimos años.
La riqueza cultural y patrimonial de Colombia es otro de los pilares que impulsan el turismo en 2025. Los 32 departamentos del país son un libro abierto lleno de historias y tradiciones que los turistas desean conocer. Desde festivales coloridos hasta recorridos históricos, los visitantes buscan autenticidad y aprendizaje sobre los territorios y sus habitantes. Eventos como el Festival Mundial de Salsa en Cali y el Carnaval de Barranquilla son ejemplos de cómo la cultura local atrae a miles de turistas cada año.
La gastronomía colombiana ha ganado reconocimiento internacional, situándose como un atractivo turístico por sí mismo. Chefs y restaurantes colombianos han sido destacados en listados prestigiosos a nivel mundial, lo que ha despertado el interés de los turistas por degustar la cocina local. Productos emblemáticos como el café, el cacao y las frutas tropicales enriquecen la oferta gastronómica del país, permitiendo a los visitantes disfrutar de sabores únicos y auténticos.
El turismo de lujo ha experimentado un crecimiento notable en Colombia. El país ha fortalecido su oferta de experiencias exclusivas para viajeros de alto poder adquisitivo, incluyendo hoteles boutique, viajes en yate y resorts de playa de lujo. Ciudades como Bogotá y Medellín se han convertido en epicentros del segmento "Bleisure" (negocios + ocio), gracias a su conectividad, oferta hotelera y gastronómica. Este fenómeno ha sido impulsado por la creciente demanda de experiencias personalizadas que combinan trabajo y placer.
La tecnología también juega un papel fundamental en la transformación del turismo en Colombia. La implementación de herramientas digitales, como el chatbot "Candelaria" en Bogotá, mejora la experiencia del viajero al ofrecer recomendaciones personalizadas y facilitar la planificación de itinerarios. Además, la inteligencia artificial y el 5G están revolucionando la forma en que los turistas planifican y disfrutan de sus viajes, permitiendo experiencias más conectadas y personalizadas.
La sostenibilidad se ha convertido en una prioridad para el sector turístico colombiano. El turismo regenerativo, que busca no solo minimizar el impacto ambiental sino también mejorar los ecosistemas y comunidades locales, está ganando terreno. Destinos menos transitados y microaventuras ofrecen a los turistas la oportunidad de explorar lugares inéditos mientras contribuyen positivamente al entorno. Esta tendencia refleja una evolución hacia un turismo más consciente y responsable.
La inclusión es otro de los pilares del turismo en 2025. Bogotá, por ejemplo, ha implementado herramientas tecnológicas que mejoran la experiencia de los viajeros, como información en tiempo real y recomendaciones de espacios accesibles. La ciudad avanza en su recertificación como Destino Turístico Inteligente, evaluada en aspectos como innovación, tecnología y accesibilidad, asegurando una experiencia inclusiva y cómoda para todos los visitantes.
La moda sostenible también se integra en la oferta turística colombiana. Sectores como San Victorino, Chapinero y El Restrepo en Bogotá se han consolidado como referentes en moda accesible y responsable, ofreciendo prendas de alta calidad a precios competitivos. Esta tendencia, liderada por la generación Z, convierte a la moda vintage en un recuerdo único y significativo de la ciudad, enriqueciendo la experiencia de compra de los turistas.