Según Nick Careen, vicepresidente senior de operaciones, seguridad y protección de IATA, “la experiencia del pasajero se verá profundamente transformada cuando las credenciales digitales permitan un tránsito fluido por el aeropuerto, con procesos que ocurran en gran medida en segundo plano y que sean prácticamente invisibles para el viajero”. Careen remarcó que esta tecnología ya está disponible y funcionando en experiencias piloto en distintas regiones, pero su implementación global requiere un compromiso firme tanto del sector privado como de los gobiernos.
IATA ha desarrollado la iniciativa One ID como base de esta visión. Esta propuesta busca estandarizar la identidad digital del pasajero, de modo que sea reconocida de forma universal y cumpla con los más altos estándares de seguridad y protección de datos. Gracias a One ID, los viajeros podrían registrarse previamente en plataformas certificadas, vincular su pasaporte biométrico, y generar una credencial digital única que les permita pasar por controles aeroportuarios sin necesidad de presentar documentos impresos ni realizar procesos repetitivos.
El objetivo de IATA es que el 75% de los pasajeros a nivel mundial utilicen este tipo de credenciales digitales para el año 2030. Para lograrlo, insta a los gobiernos a establecer marcos regulatorios compatibles y a colaborar con las aerolíneas y aeropuertos en la adopción de estas tecnologías. La asociación enfatiza que la interoperabilidad entre países y entidades es clave para que esta innovación tenga un impacto real en el ámbito global.
El impulso a la identidad digital no solo busca mejorar la experiencia del viajero, sino también hacer frente a desafíos operativos cada vez más complejos. Con el aumento sostenido del tráfico aéreo, especialmente en regiones como Asia-Pacífico, se prevé que muchos aeropuertos enfrenten limitaciones de capacidad en los próximos años. La automatización y digitalización de procesos mediante tecnologías biométricas permitiría agilizar los flujos de pasajeros sin necesidad de ampliar infraestructuras físicas, optimizando recursos y reduciendo costos.
Además, la implementación de credenciales digitales abre la puerta a un enfoque más personalizado del viaje. Con el consentimiento del pasajero, las aerolíneas podrían adaptar servicios, ofrecer experiencias más alineadas con sus preferencias, e incluso simplificar aspectos como el embarque prioritario o la gestión de equipaje.
La privacidad y la seguridad de los datos personales son aspectos centrales de esta iniciativa. IATA asegura que las credenciales digitales están diseñadas bajo principios de protección de datos que otorgan al usuario total control sobre qué información comparte, con quién y en qué momento. La biometría se utilizaría como herramienta de verificación, pero sin almacenar imágenes faciales en bases de datos centralizadas, minimizando riesgos de ciberseguridad.
En un contexto donde los pasajeros demandan procesos más simples y eficientes, y la industria busca formas sostenibles de escalar su capacidad operativa, la identidad digital se perfila como una solución clave. IATA hace un llamado a la acción conjunta para que esta transformación no se retrase más, y para que el futuro de los viajes sea realmente fluido, seguro y centrado en el viajero.