Fátima se consolida como destino de fe y de turismo religioso

13-05-25

Como cada año, el Santuario de Fátima vuelve a ser el centro de una de las más grandes peregrinaciones marianas del mundo. Hoy, 13 de mayo, miles de peregrinos procedentes de los cinco continentes se reúnen en esta ciudad portuguesa para conmemorar las apariciones de la Virgen María a tres pastorcitos en 1917. La devoción, la emoción y la espiritualidad llenan las calles, confirmando una vez más el papel central de Fátima en el mapa global del turismo religioso.

El 13 de mayo marca la primera de las seis apariciones que, según la tradición católica, tuvieron lugar en la Cova da Iria. Desde entonces, Fátima ha evolucionado de un pequeño pueblo rural a un destino internacional de fe y espiritualidad, capaz de congregar a millones de visitantes anualmente. Es también un lugar de encuentro entre culturas, religiones y generaciones, donde la búsqueda interior encuentra una respuesta simbólica y colectiva.

Este 2025, la celebración cobra un significado especial, ya que Fátima reafirma su compromiso con el turismo espiritual sostenible e inclusivo como miembro fundador de la Red Mundial de Turismo Religioso, una iniciativa impulsada por el Tourism and Society Think Tank (TSTT) desde marzo de 2024. Esta red internacional tiene como objetivo fortalecer el papel del turismo religioso como vector de desarrollo económico, social y cultural, y promover buenas prácticas en la gestión de destinos de peregrinación.

Ser miembro fundador de esta red internacional posiciona a Fátima no solo como un destino histórico de devoción, sino también como un referente global en la innovación del turismo espiritual.

Durante los actos previsto para hoy, se celebran múltiples eucaristías, procesiones, vigilias y momentos de oración comunitaria. Las tradicionales procesiones de las velas y del adiós emocionan cada año a miles de peregrinos, que acuden no solo por convicción religiosa, sino también atraídos por el carácter único de esta vivencia colectiva. Muchos llegan a pie tras días o semanas de caminata, en señal de fe o promesa personal, reforzando el componente experiencial y emocional de la peregrinación.

El Santuario de Fátima ha sabido adaptarse a las nuevas demandas del viajero espiritual sin perder su esencia. A lo largo de los años ha mejorado su infraestructura, ha ampliado su oferta cultural y ha incorporado servicios de acogida multilingües, todo ello sin comprometer el sentido de recogimiento y contemplación que lo caracteriza. Además, su agenda anual integra actividades de formación, conciertos sacros, exposiciones temporales y encuentros interreligiosos, reafirmando su papel como centro de diálogo y de paz.

Conscientes del impacto que el turismo puede tener sobre la comunidad local, las autoridades religiosas y civiles de Fátima también impulsan políticas sostenibles para garantizar que el flujo de visitantes contribuya positivamente al entorno. Desde la promoción del comercio justo hasta el fomento de la movilidad sostenible y la preservación del patrimonio inmaterial, Fátima se posiciona como modelo de equilibrio entre hospitalidad y conservación.

El 13 de mayo en Fátima no es solo una fecha en el calendario litúrgico: es un símbolo vivo del poder transformador de la fe y del turismo entendido como puente de espiritualidad y cultura. Como miembro fundador de la Red Mundial de Turismo Religioso, Fátima reafirma su vocación de ser, más que nunca, una luz para el mundo.

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