Esta iniciativa ha sido impulsada por Airlines for Europe (A4E), una asociación que representa a las principales aerolíneas europeas, incluyendo IAG, Lufthansa y Air France-KLM. Las aerolíneas argumentan que estos cambios permitirían una mayor flexibilidad operativa, reduciendo la necesidad de cancelar vuelos y facilitando la reubicación de aviones y tripulaciones. A4E estima que, con estos nuevos umbrales, se podrían haber evitado hasta el 70% de las cancelaciones por retrasos significativos en el último año.
Sin embargo, organizaciones de consumidores como la Asociación Europea de Consumidores (BEUC) y Flightright han expresado su preocupación por estas modificaciones. Advierten que, de implementarse, hasta el 85% de los pasajeros que actualmente tienen derecho a compensación perderían esa posibilidad. Además, señalan que estas reformas podrían debilitar los derechos consolidados de los consumidores y priorizar los intereses económicos de las aerolíneas sobre la protección del pasajero.
El debate sobre esta reforma se reanudará el 5 de junio en Luxemburgo, durante una reunión del Consejo de Transporte de la UE. La propuesta ha generado divisiones entre los Estados miembros. Mientras que países como Alemania, Dinamarca y Francia apoyan la revisión, otros como España, Italia e Irlanda han manifestado su oposición, argumentando que la reforma podría debilitar los derechos de los pasajeros y crear desigualdades, especialmente en vuelos de corta y media distancia, donde los retrasos de tres a cinco horas son más comunes.
Además de los cambios en los tiempos de retraso, la propuesta también busca redefinir el concepto de "circunstancias extraordinarias", que exime a las aerolíneas de pagar compensaciones. Las aerolíneas pretenden ampliar esta definición para incluir más situaciones, como problemas técnicos inesperados o condiciones meteorológicas adversas, lo que podría reducir aún más las posibilidades de los pasajeros de recibir compensaciones.
El Reglamento (CE) nº 261/2004 ha sido una herramienta clave para proteger los derechos de los pasajeros en la UE desde su implementación en 2005. Cualquier modificación a esta normativa tendrá un impacto significativo en la relación entre las aerolíneas y sus clientes, así como en la percepción de los derechos de los consumidores en el ámbito del transporte aéreo.
A medida que se acerca la fecha de la reunión del Consejo de Transporte, las organizaciones de consumidores y los Estados miembros contrarios a la reforma intensifican sus esfuerzos para preservar los derechos actuales de los pasajeros. El resultado de este debate será crucial para determinar el futuro de las compensaciones por retrasos en vuelos dentro de la Unión Europea.