Además, el proyecto contempla un servicio rápido de 35 minutos entre Rabat y el aeropuerto internacional de Casablanca, lo que reforzará la conectividad aérea y beneficiará, entre otros, al futuro estadio de Bensliman, actualmente en fase de planificación. También está en desarrollo una conexión directa de alta velocidad entre Fez y Marrakech, dos de los destinos culturales más emblemáticos del país, con un tiempo de viaje estimado de tres horas y 40 minutos.
Esta nueva etapa en la expansión ferroviaria marroquí se apoya en la experiencia positiva de la línea de alta velocidad ya operativa entre Tánger y Casablanca, inaugurada en 2018 y considerada la primera de su tipo en el continente africano. El éxito de aquella infraestructura ha sentado las bases para extender la red, integrando aún más el territorio nacional y conectando centros urbanos estratégicos que representan más del 67 % del Producto Interno Bruto del país.
El impacto de la LAV Kenitra–Marrakech va más allá del transporte. Se prevé la creación de miles de empleos directos e indirectos, tanto en la fase de construcción como en su operación, así como una revitalización de diversos sectores económicos, especialmente la industria, los servicios y el turismo. La nueva línea facilitará la movilidad de turistas nacionales e internacionales, al tiempo que contribuirá a descongestionar las carreteras y reducir la huella de carbono mediante un transporte más sostenible y eficiente.
En términos turísticos, la conexión directa entre Tánger —puerta marítima del país y uno de sus principales puertos internacionales— y Marrakech —ciudad emblemática y corazón cultural del sur de Marruecos— marca un antes y un después. Esta unión refuerza la integración entre dos polos turísticos clave y permite una circulación más fluida de viajeros, ampliando las posibilidades de itinerarios combinados y estancias prolongadas.
La alta velocidad marroquí también se alinea con las metas del Plan Nacional de Desarrollo Turístico, que busca diversificar la oferta, mejorar la calidad de los servicios y posicionar al país como un hub de conectividad en el norte de África. Con este proyecto, Marruecos se acerca a ese objetivo, proyectando una imagen de modernidad, dinamismo y compromiso con la innovación en infraestructuras.
Este nuevo impulso ferroviario no solo fortalece el tejido económico del país, sino que consolida a Marruecos como uno de los líderes africanos en materia de movilidad sostenible, desarrollo regional equilibrado y aprovechamiento turístico del patrimonio nacional. En definitiva, la alta velocidad se perfila como una herramienta clave para el futuro del turismo marroquí, al servicio de una visión ambiciosa de progreso y apertura al mundo.