En Santo Domingo destacan centros comerciales de alto nivel como Ágora Mall, BlueMall y Sambil, cada uno con propuestas diferenciadas que van desde el lujo y la moda hasta el entretenimiento familiar. Estas infraestructuras han sido diseñadas para responder tanto a la demanda interna como a las expectativas de un turismo internacional exigente. Además, han sabido incorporar elementos de sostenibilidad y diseño arquitectónico que convierten la visita en una experiencia agradable y memorable. Marcas internacionales de renombre conviven con firmas locales, lo que permite a los turistas encontrar productos exclusivos y, en muchos casos, únicos en la región.
No menos importante es el rol que desempeña la Ciudad Colonial, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Esta zona histórica no solo atrae por su valor cultural y arquitectónico, sino que también ha sido revitalizada con tiendas boutique, galerías de arte, espacios gastronómicos y comercios de productos autóctonos. Caminar por sus calles empedradas permite al visitante realizar compras al tiempo que se sumerge en el legado cultural del país, generando una combinación de placer y conocimiento que pocos destinos del Caribe pueden ofrecer.
Uno de los retos señalados por los expertos es la ausencia, hasta el momento, de un sistema de devolución de impuestos (tax free) para turistas. Esta medida, presente en muchas ciudades con vocación de compras, incentivaría aún más el gasto del visitante extranjero y reforzaría la imagen de Santo Domingo como ciudad abierta al comercio internacional. No obstante, se están desarrollando acciones que buscan mitigar este vacío. Entre ellas se incluyen alianzas con establecimientos comerciales para ofrecer catálogos de descuentos exclusivos para turistas, cupones y promociones en hoteles que conectan con centros de compras, y experiencias personalizadas de shopping que integran transporte, asesoría y atención especializada.
El turismo de compras es, además, una poderosa herramienta de desarrollo económico. No solo aumenta el gasto per cápita de los visitantes, sino que genera empleo en los sectores del comercio, la logística, la hostelería y los servicios. En el caso de Santo Domingo, este tipo de turismo está atrayendo a visitantes de mercados cercanos como Puerto Rico, las Antillas, Venezuela y Colombia, quienes encuentran en la capital dominicana productos y marcas que no están disponibles en sus países de origen o que se ofrecen a precios más competitivos.
Todo esto se ve reforzado por el creciente interés del país en diversificar su oferta turística. Mientras los destinos de sol y playa siguen siendo el principal atractivo del turismo dominicano, el crecimiento de segmentos como el turismo de salud, el turismo cultural y ahora el turismo de compras abre nuevas oportunidades para alargar la estancia media de los visitantes y estimular el gasto en sectores no tradicionales.
Con una infraestructura consolidada, una oferta diversa y una visión estratégica clara, Santo Domingo avanza con paso firme para convertirse en una de las capitales comerciales más atractivas del Caribe. Su capacidad para ofrecer una experiencia integral —que combina compras, cultura, historia y hospitalidad— representa una ventaja competitiva que, bien aprovechada, puede transformar el mapa turístico regional en los próximos años.