China, que en 2019 fue el país que más turistas emitió en el mundo con más de 150 millones de viajeros internacionales, vuelve poco a poco al escenario global tras haber mantenido una estricta política de cierres y restricciones durante casi tres años. En los primeros meses de 2024, el gobierno chino ha mostrado una clara intención de facilitar los viajes al exterior mediante acuerdos bilaterales de visado, aumento de vuelos internacionales y promoción activa de destinos considerados seguros y culturalmente atractivos. África, con su riqueza patrimonial, su biodiversidad, su oferta de lujo emergente y sus conexiones históricas con China a través de la cooperación Sur-Sur, se presenta como una alternativa cada vez más visible frente a los tradicionales destinos asiáticos o europeos.
Varios países africanos ya están tomando medidas concretas para captar al visitante chino. Sudáfrica, por ejemplo, ha reactivado su programa de promoción turística en Asia y trabaja en la ampliación de vuelos directos y acuerdos de facilitación de visados. Egipto, por su parte, ha lanzado campañas específicas en redes sociales chinas y ha aumentado su participación en ferias y plataformas digitales del país asiático. Ruanda y Kenia están enfocando su promoción en el turismo de naturaleza y safari, mientras que países como Mauricio, Seychelles y Zanzíbar apuestan por el turismo de lujo y la hospitalidad de alta gama, muy valorados por los viajeros de alto poder adquisitivo en China.
Además de campañas de promoción y acuerdos institucionales, también se están adaptando productos turísticos y servicios a las preferencias culturales del turista chino. Algunos hoteles ya ofrecen menús adaptados, personal que habla mandarín, sistemas de pago compatibles con aplicaciones chinas y señalética multilingüe. En paralelo, se desarrollan experiencias centradas en el contacto con la naturaleza, el patrimonio mundial, la fotografía de fauna, las compras y el bienestar, todos ellos segmentos de creciente demanda entre el público chino.
Los esfuerzos del continente africano para atraer al turismo chino no se limitan a la promoción de destinos individuales. En los últimos meses, organismos regionales y continentales como la Unión Africana, la Comisión Económica para África de la ONU y el African Tourism Board han celebrado encuentros y foros destinados a definir una estrategia común para atraer a este mercado prioritario. Entre las prioridades, destacan la mejora de la conectividad aérea entre África y Asia, la simplificación de procesos de visado y la creación de corredores turísticos regionales que permitan al viajero chino combinar varios países en un mismo viaje, algo muy valorado por los turistas internacionales de larga distancia.
La cooperación entre gobiernos, aerolíneas, operadores turísticos y plataformas digitales será fundamental para que África logre posicionarse de manera efectiva en un mercado tan competitivo como el chino. También se subraya la importancia de reforzar la formación de los profesionales del sector en atención al cliente asiático, así como la necesidad de reforzar la presencia digital de los destinos africanos en buscadores, redes sociales y plataformas de reservas chinas.
A pesar de los desafíos, la apuesta por el turismo chino es vista como una de las claves para diversificar la base de visitantes del continente, reducir la dependencia de mercados tradicionales y aumentar la resiliencia del sector frente a futuras crisis. La creciente clase media china, su interés por destinos menos masificados y su predisposición al gasto en experiencias únicas representan una oportunidad para reposicionar a África como un destino turístico global de primer orden.
En un momento en el que el mundo redefine sus estrategias turísticas hacia modelos más sostenibles, inclusivos y equilibrados, África mira con atención al Este. La posibilidad de captar una parte significativa del turismo chino no solo podría acelerar su recuperación, sino también consolidar un cambio estructural en la manera en que el continente se integra al mapa turístico mundial. Para muchos países africanos, China ya no es solo un socio comercial o un inversor estratégico: es también el futuro del turismo.