Lo más notable es la dimensión colaborativa del evento: se ha invitado a actores de industrias tan variadas como deportes, entretenimiento, medios de comunicación, transporte y aviación, con el objetivo de unir fuerzas, superar la competencia tradicional y crear alianzas donde antes había barreras. Ese espíritu de cooperación constituye una de las grandes novedades: la industria turística deja ya de ser un sector aislado para integrarse en una plataforma multisectorial.
La apuesta de Arabia Saudita por esta cumbre también responde a un propósito más amplio de diversificación económica dentro del marco de la Visión 2030: el turismo debe dejar de ser una actividad marginal y convertirse en motor principal de crecimiento, empleo e inversión. Al acoger este tipo de iniciativas, el país refuerza su posición no solo dentro de Oriente Medio, sino como actor protagonista en el escenario turístico global.
El programa del TOURISE Summit incluye más de 40 paneles y más de 15 talleres, distribuidos en cuatro grandes ejes temáticos: los desafíos que enfrenta el turismo, las oportunidades de crecimiento, las inversiones estratégicas, y la elaboración de políticas públicas para el futuro del sector. Los debates cubren desde la aplicación de la inteligencia artificial en la experiencia del viajero, hasta la creación de modelos disruptivos de negocio y el diseño de destinos sostenibles de alto nivel.
Para los participantes, la cumbre es una plataforma de conexión única: líderes de empresas tecnológicas como Google, plataformas de viajes como Expedia, gigantes del software de aviación como Amadeus, grandes hoteles y fondos de inversión convergen en un solo espacio para diseñar el turismo del siglo XXI. Este tipo de colaboración vertical y horizontal refleja la importancia que adquiere la experiencia del viajero global, los destinos inteligentes y la integración de servicios.
La relevancia de este evento no será sólo simbólica sino tangible: la redefinición de qué viaje, qué destino y qué sector se espera para las próximas décadas. En un momento en que los viajeros demandan autenticidad, sostenibilidad y conexiones reales con los destinos, el esfuerzo saudí observa esta tendencia no como un reto, sino como una oportunidad para liderar. Arabia Saudita expone su intención de responder a esta exigencia: combinar lujo y lujo experiencial, tecnología y humanidad, diversidad de públicos e inclusión cultural.
Por supuesto, los retos detrás de este ambicioso proyecto son importantes. Adaptar infraestructuras, formar talento local, asegurar que los beneficios lleguen a las comunidades y proteger el medio ambiente son tareas complejas que requieren articulación pública-privada. En la cumbre, esas cuestiones se abordaron con total conciencia, subrayando que el turismo que viene será responsable tanto con las personas como con el planeta.
Lo que está en juego va mucho más allá de la expansión de resorts o de destinos interesantes: se trata de un giro estructural en el modelo global del turismo. La TOURISE Summit, celebrada en Arabia Saudita, se presenta como el catalizador de ese cambio, con una llamada a la industria internacional para salir de la zona de confort, repensar alianzas, innovar modelos de negocio y reinventar la forma de viajar. En una era donde el turismo se redefine, el Reino ofrece una nueva hoja de ruta, y el resto del mundo observa.