Cruceros impulsan más de mil millones en Cataluña (España) en 2024

08-11-25

La economía catalana ha recibido un empujón significativo gracias a la actividad de los cruceros, según un estudio reciente de la Universidad de Barcelona (UB), encargado por el Port de Barcelona y la Cruise Lines International Association (CLIA). La investigación revela que en 2024 el sector de los cruceros generó un impacto económico de 1.236 millones de euros en Cataluña, lo que equivale a aproximadamente 3,4 millones de euros diarios.

De ese total, alrededor de 669,3 millones corresponden al gasto directo — realizado por los propios cruceristas, las compañías navieras y sus tripulaciones — mientras que los restantes 567,5 millones se clasifican como impacto indirecto e inducido. En términos de aportación al PIB regional, el estudio calcula que este segmento turístico contribuyó con más de 700 millones de euros en 2024, lo cual es especialmente relevante si se compara con el PIB de Cataluña, que alcanzó los 316.728 millones el mismo año.

El informe también analiza el efecto laboral del sector: en la ciudad de Barcelona se atribuyen al movimiento de cruceros una facturación de 855 millones de euros y la creación de 6.693 puestos de trabajo. Además, los cruceristas aportan de forma directa al municipio mediante la tasa turística y su recargo, representando el 9,1 % de los ingresos municipales procedentes de dicha tasa, lo que se traduce en 11,9 millones de euros para el Ayuntamiento de Barcelona.

En cuanto a la fiscalidad, el estudio estima que el sector de los cruceros aportó un total de 260,9 millones de euros en impuestos: 154,2 millones al Estado español, 94,8 millones a la Generalitat de Cataluña y 11,9 millones al Ayuntamiento de Barcelona. La clasificación de los pasajeros distingue entre aquellos de “puerto base”, que embarcan y desembarcan en Barcelona, y los de “tránsito”, que hacen escala sin iniciar o finalizar su viaje en la ciudad; los primeros se consideran de mayor valor económico. En 2024, los pasajeros de puerto base procedían en un 28,5 % de los Estados Unidos, cifra muy superior al 9 % que representa este mercado en el turismo general de la ciudad.

Del total de 3,7 millones de movimientos de pasajeros registrados por el Port de Barcelona, unos 2,8 millones fueron cruceristas, de los cuales 2,22 millones (78 %) visitaron la ciudad y aproximadamente 1,6 millones lo hicieron como excursionistas de día sin pernoctar en Barcelona. Este patrón pone de manifiesto no solo el volumen de visitantes, sino también la importancia de captar valor económico más allá de la mera escala técnica del viaje.

Estos resultados coinciden en un momento en que las autoridades municipales y autonómicas debaten sobre los efectos de la masificación del turismo de cruceros. En concreto, el Ayuntamiento de Barcelona y el Port firmaron un acuerdo tras un año de negociaciones para reducir las terminales de cruceros de siete a cinco de cara a 2030. Sin embargo, el documento del estudio advierte que dicha reducción en terminales “no garantiza” necesariamente una disminución en el número de cruceristas.

El análisis invita a una reflexión profunda sobre cómo gestionar esta actividad para maximizar sus beneficios económicos y sociales, minimizando a la vez los impactos negativos. Porque aunque el impacto positivo es claro —emplo labor generada, ingresos fiscales, dinamización económica— también es evidente que elementos como la presión sobre infraestructuras urbanas, la congestión turística o la necesidad de diversificar el gasto de los visitantes resultan clave para que el modelo sea sostenible a medio y largo plazo.

El estudio de la UB destaca que el segmento de cruceros aporta una parte relevante del volumen económico turístico en Cataluña, con cifras que superan ampliamente el millón de euros diario, lo que da una nueva dimensión al rol de los puertos en la economía regional. Al mismo tiempo, esas cifras sitúan sobre la mesa la necesidad de políticas inteligentes de gestión del turismo que contemplen tanto la optimización de los beneficios como la contención de sus efectos adversos en las ciudades receptoras.

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