Guatemala celebra el arte ancestral de los Barriletes Gigantes en un día ll

Guatemala celebra el arte ancestral de los Barriletes Gigantes en un día lleno de tradición y orgullo nacional

03-11-25

Guatemala vivió el 1 de noviembre de 2025 una jornada de profunda emoción, identidad y celebración. Como cada año, miles de personas —entre visitantes nacionales y extranjeros— se congregaron en los municipios de Sumpango y Santiago Sacatepéquez, en el departamento de Sacatepéquez, para presenciar una de las manifestaciones culturales más impresionantes y simbólicas del país: el Festival de los Barriletes Gigantes, cuya técnica artesanal fue recientemente reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Desde las primeras horas del día, los caminos que conducen a ambos municipios se llenaron de vida. Familias completas, grupos de turistas, investigadores, fotógrafos y medios de comunicación nacionales e internacionales acudieron para vivir una experiencia que trasciende lo visual. No se trata solo de un espectáculo colorido, sino de una celebración del vínculo entre los vivos y sus antepasados, en el marco del Día de Todos los Santos. Los cementerios se convirtieron en espacios de encuentro, memoria y arte efímero, donde los barriletes gigantes, elevados hacia el cielo, sirvieron como mensajeros espirituales entre las generaciones.

Este 2025 tuvo un significado especial. Por primera vez, la comunidad celebró el festival con el orgullo de que su milenaria técnica de elaboración ha sido inscrita oficialmente en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Este reconocimiento internacional consolida décadas de esfuerzo de las comunidades de Sacatepéquez, que han sabido preservar una tradición que combina creatividad, espiritualidad, cooperación y transmisión de saberes entre generaciones.

El proceso de creación de los barriletes, que puede prolongarse durante varios meses, es tan fascinante como su resultado. Equipos formados por jóvenes, maestros artesanos y líderes comunitarios se organizan desde principios de año para diseñar y construir estas monumentales obras de arte hechas con papel de china, bambú, cordel y pegamento natural. Cada detalle tiene un sentido: los colores representan la vida y la esperanza; las figuras y mensajes plasman los sueños, las denuncias sociales o los homenajes a quienes partieron. En muchos casos, los temas abordan también problemáticas contemporáneas como el cambio climático, la migración o la defensa del medioambiente, reflejando así la capacidad del arte popular guatemalteco de dialogar con el presente sin perder sus raíces.

Los gigantescos barriletes, algunos de hasta veinte metros de diámetro, fueron exhibidos en los campos santos antes de su elevación, generando un ambiente de respeto, admiración y fervor. Los visitantes pudieron observar de cerca las técnicas de ensamblaje y la precisión con la que se unen cientos de fragmentos de papel de colores hasta formar una composición perfectamente simétrica. Cuando el viento comenzó a soplar, el cielo de Sacatepéquez se transformó en un lienzo multicolor, donde el vuelo de los barriletes simbolizó la unión del pueblo guatemalteco con sus seres queridos ausentes y con la naturaleza.

El Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala, junto con las municipalidades de Sumpango y Santiago, destacó que este festival no solo constituye un patrimonio espiritual, sino también un motor de desarrollo cultural y turístico. En los últimos años, el evento ha impulsado la economía local, generando empleo temporal, fortaleciendo la gastronomía tradicional, y promoviendo la producción artesanal de instrumentos musicales, textiles y recuerdos. Además, se ha convertido en una oportunidad para que las nuevas generaciones aprendan a valorar su herencia y encuentren en ella una fuente de identidad y cohesión social.

La jornada estuvo acompañada de música, gastronomía y muestras artísticas que complementaron el ambiente festivo. Los visitantes pudieron degustar platillos típicos como el fiambre —preparado especialmente para esta fecha—, tamales, atoles y dulces tradicionales, mientras participaban en talleres y exposiciones sobre la historia y el simbolismo de los barriletes.

Autoridades culturales, embajadores y representantes de organismos internacionales presentes en el evento resaltaron el papel de Guatemala como referente en la preservación del patrimonio inmaterial. El reconocimiento otorgado por la UNESCO fue descrito como un homenaje al ingenio colectivo, a la creatividad popular y al compromiso de las comunidades que mantienen viva una tradición que nació hace más de un siglo y que hoy continúa siendo una de las expresiones más auténticas del alma guatemalteca.

El cielo de Sacatepéquez volvió, una vez más, a llenarse de color, poesía y memoria. Los barriletes gigantes, con su vuelo majestuoso, recordaron a todos los presentes que la cultura es el puente más hermoso entre los pueblos y el tiempo, y que en cada hilo, en cada papel y en cada vuelo se eleva también la historia de un país que celebra con orgullo su identidad y su espíritu colectivo.

Autores: Carlos María Carbonel y Juana Torres Caretti

TSTT

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