La Declaración de Riad asume compromisos concretos que van más allá de la mera declaración de intenciones: los Estados miembros se comprometen a facilitar inversiones en infraestructura digital, cerrar las brechas de capacidades profesionales en el sector y empoderar a las comunidades locales mediante herramientas tecnológicas e IA al servicio de economías turísticas más inclusivas. Uno de los momentos más llamativos del encuentro fue la final del reto “UN Tourism Artificial Intelligence Challenge”, en la que la iniciativa brasileña Smart Tour resultó ganadora por su propuesta innovadora de turismo digital.
Por otro lado, la Asamblea supuso también la confirmación de una nueva fase institucional para la agencia: se aprobó la institucionalización de la “Cumbre África & Américas” como plataforma bienal de diálogo y cooperación técnica, se ratificó la creación de una oficina regional en Shanghái y se definió el tema para el próximo Día Mundial del Turismo 2026, que se centrará en “Agenda Digital e Inteligencia Artificial”, con El Salvador como país anfitrión.
El impacto de esta agenda es múltiple y profundo: por un lado, supone un giro en la narrativa del turismo global, que deja atrás el modelo tradicional centrado casi únicamente en la llegada de visitantes para abrazar un enfoque donde la calidad, la sostenibilidad, la tecnología y la equidad cobran protagonismo. Por otro lado, plantea desafíos operativos para gobiernos, empresas y destinos locales que deberán adaptarse —o reinventarse— ante un escenario en el cual la IA dejará de ser un añadido opcional para convertirse en un elemento estructural. La apuesta por la innovación incluye no solo nuevas experiencias turísticas, sino también la mejora de la planificación, el mejor uso de datos, la optimización de procesos, la reducción de desperdicios y el fortalecimiento de cadenas de valor más justas. La importancia de tales transformaciones se acentúa en un contexto global que demanda mayor resiliencia frente a crisis, cambios de comportamiento del viajero, y una sostenibilidad que ya no es opcional sino esencial.
Para los destinos y los gobiernos, la aplicación de esta agenda exige una lectura estratégica: invertir en tecnología, formar talento, escuchar a las comunidades locales, integrar IA con principios de equidad y responsabilidad, y entender que la competitividad futura no solo se medirá en volumen de turistas sino en cómo se gestionan, cuán inclusivos son los beneficios y qué legado deja el turismo en los territorios. Traducir los compromisos de la Declaración en proyectos concretos exigirá un esfuerzo coordinado: políticas públicas, alianzas público-privadas, marcos de gobernanza claros, protección de datos y ética digital serán ejes centrales.
La culminación de la Asamblea en Riyadh marca un antes y un después para el turismo internacional. La adopción de una agenda centrada en la inteligencia artificial confirma que el sector entra en una nueva era. No se trata sólo de acoger visitantes, sino de transformar la forma de viajar, la forma de ofrecer experiencias y la forma de generar valor para las sociedades. Esta transformación no será automática, sin embargo: requerirá liderazgo visionario, colaboración global, y un compromiso real para que la tecnología sirva al turismo como instrumento de desarrollo, inclusión y bienestar. A medida que se desplieguen los próximos pasos de la Declaración de Riad, el mundo del turismo se acerca más a un futuro donde la innovación digital deja de ser una promesa para convertirse en una realidad tangible.