Aunque la visita a Turquía ya había sido planeada por su predecesor, Francisco, quien no pudo llevarla a cabo, León XIV decidió mantenerla como parte fundamental de su pontificado. Además, la gira se extenderá hasta el Líbano, país marcado por tensiones recientes y una profunda crisis humanitaria, donde el pontífice busca acercarse a las comunidades cristianas afectadas y lanzar un mensaje de solidaridad.
Durante su estancia en Turquía, está previsto que León XIV mantenga un encuentro con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan. Este encuentro podría servir de plataforma para que el Papa aborde temas de paz internacional, diálogo interreligioso y la situación de desplazados, en un contexto regional marcado por conflictos. Asimismo, la visita incluye una etapa en Estambul, donde se prevé una oración ecuménica conjunta con el Patriarca Bartolomé I, jefe espiritual de los cristianos ortodoxos, lo que representa un gesto claro hacia la unidad cristiana y el diálogo interconfesional.
Para Líbano, esta gira supone una oportunidad para visibilizar una Iglesia local históricamente vulnerable, golpeada por crisis económicas, migratorias y de seguridad. León XIV pretende acercarse a los fieles maronitas y otras comunidades cristianas, ofrecer consuelo moral y expresar su compromiso con la paz y la reconciliación en una nación que ha sufrido profundamente.
El viaje de León XIV ha despertado un enorme interés mediático: cerca de 80 medios internacionales han confirmado su acompañamiento, aunque muchos quedarán fuera por falta de espacio.
Esta atención no sólo refleja el peso religioso del hecho, sino también su significado histórico y diplomático: se espera que el viaje siente las bases de una nueva fase del papado marcada por la diplomacia religiosa, el ecumenismo y el compromiso con las comunidades que enfrentan crisis.
Más allá de las celebraciones litúrgicas, la gira pretende lanzar un mensaje universal: en un mundo fragmentado por conflictos territoriales, tensiones religiosas y desigualdades crecientes, el pontífice apuesta por la paz, el entendimiento mutuo y la solidaridad. Para León XIV, el legado del Concilio de Nicea —la unión en la fe— puede convertirse hoy en un símbolo de reconciliación global.
Con este primer viaje internacional, León XIV comienza a definir su estilo de liderazgo: una mezcla de tradición, historia, diplomacia y compromiso social. Turquía y Líbano serán la primera escala de un pontificado que, en palabras de la Santa Sede, aspira a promover la unidad, el diálogo y la esperanza en regiones donde esos valores son más necesarios que nunca.